El pasado domingo 22 de noviembre la publicación Desde la Fe publicó un editorial titulado “La violencia terrorista del Islam”, en el cual afirmó, entre otras cosas, que “México no puede ser insensible ante la guerra del terrorismo (...) nuestro país pertenece cultural e históricamente a ese Occidente al que el Islam ha declarado la guerra”. La afirmación sería cierta si se aclarara en el texto que el enemigo no es la religión, sino el grupo extremista que se escuda en ella para cometer atrocidades. Ese solo cambio de concepto hace la diferencia entre una advertencia pertinente y un posible llamado al odio.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Isa Rojas, líder de la comunidad musulmana en México, dice que últimamente han recibido amenazas anónimas en redes sociales. El origen, desde luego, son los actos terroristas en París, que refuerzan el estereotipo del musulmán violento. Pero la reacción dentro de este país no ha ayudado. Dice Rojas sobre el tema: “No queremos una confrontación, al contrario, para nosotros fue algo incongruente (el editorial de la publicación católica) porque el mensaje del papa Francisco es de convivencia y diálogo”.

A diferencia de lo que ocurre en países industrializados como Francia, Alemania o Estados Unidos, México no cuenta con una gran proporción de población extranjera. E incluso las comunidades indígenas, que son culturalmente muy diferentes a los hispanohablantes, pertenecen también en general a la religión mayoritaria. Sólo algunos miles siguen los preceptos del Islam, de acuerdo con el Inegi.

Esto no quiere decir que sea innecesario explicar a la gente la importancia de la integración de quienes son diferentes. Cada vez son más los practicantes de religiones distintas al catolicismo. El dirigente musulmán entrevistado recuerda que en el año 2000 el Inegi reportó un total de mil 700 personas seguidoras del Islam en México, número que llegó a 3 mil 700 diez años después; es decir, el doble. Si la cifra sigue creciendo es importante evitar la estigmatización de dicho sector.

México también ha registrado episodios de racismo, de xenofobia y de odio a quienes profesan determinada religión. Miles de personas fueron asesinadas en diferentes episodios de la historia nacional bajo la ceguera de esos temores. Criticar la existencia misma de una religión pudiera parecer parte de un debate actual en el que el Islam está siendo usado como bandera de grupos terroristas; sin embargo, si no se tiene cuidado esa discusión derivará en la cimentación de prejuicios que fácilmente culminan en violencia.

En estos tiempos de globalización, lo mejor será cultivar nuestra tolerancia hacia el diferente, porque cada día tendremos que convivir más con él.

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