La notoriedad que ha adquirido Joaquín Guzmán, el criminal recién fugado, ha hecho que pase a segundo plano en la opinión pública el mucho más relevante tema de la presencia del Cártel de Sinaloa en el país, grupo del cual El Chapo es fundador.

De acuerdo con información de la PGR, el Cártel de Sinaloa aumentó su influencia territorial incluso cuando Guzmán Loera estuvo en prisión. Este hecho sólo puede tener alguna de tres diferentes explicaciones: 1) Antes de ser capturado, el capo era ya irrelevante dentro de la organización. 2) Se confirma la hipótesis de que los cárteles sobreviven a la detención de sus cabezas pues éstas siempre son reemplazadas. 3) El Chapo lideraba su organización dentro de la cárcel, lo cual le permitió mantener a flote a su agrupación.

Antes de su segunda fuga, ocurrida el 11 de julio pasado, Guzmán estuvo 1 año 4 meses y 17 días en el Centro Federal de Readaptación Social del Altiplano, Estado de México, tiempo en el cual la presencia del Cártel de Sinaloa pasó de 6 a 7 estados y aumentó de 8 a 10 el número de grupos criminales que están a su servicio.

No es una tendencia que pueda ser extrapolada al combate general del país contra el crimen organizado.

En el mismo periodo Los Zetas pasaron de tener 9 células en 6 estados a sólo 3 en una entidad: Tamaulipas. También fueron afectados los hoy, al parecer, desaparecidos Templarios, así como el Cártel del Golfo.

Sin embargo, de acuerdo con la misma fuente, se conservan casi intactos las organizaciones de los Carrillo Fuentes, Arellano Félix, La Familia Michoacana, Beltrán Leyva y el reciente Cártel de Jalisco Nueva Generación.

Cabe hacer la precisión de que cuando se habla del poder del crimen organizado en México, en realidad no existe un método que garantice precisión en los datos. Muchas veces las autoridades se enteran de cambios en las estructuras delincuenciales meses o años después de ocurridas. Dicho lo anterior, el hecho de que la fiscalía general atribuya territorios a ciertos cárteles, implica que se tienen evidencias confiables de ello. Es decir, la presencia de esos grupos está documentada cuando menos en dichas zonas. Como en la mayor parte de los informes sobre delitos, habría que esperar una cifra negra mayor.

Las autoridades federales deben todavía la explicación detallada sobre la fuga de El Chapo, pero igual de importante es que informen sobre cómo tener preso al líder del Cártel de Sinaloa no sirvió para mermar el poder del grupo. ¿Guzmán desconocía los movimientos, las finanzas y los cómplices de su organización? Sería inverosímil.

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