La decisión tomada esta semana en torno a transformar el órgano rector de la educación en Oaxaca abre la puerta a corregir décadas de atraso en la enseñanza que se imparte en esa entidad. Fuera ya la disidencia magisterial del control educativo, la medida debe ser clave para ayudar al estado a dejar de ser el último vagón del tren en varios de los rubros más importantes del desarrollo del país.

Con la salida de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que tenían puestos en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), hay condiciones únicas para aplicar la reforma educativa y comenzar de cero la tarea de otorgar educación a los alumnos.

Pero tiene razón el titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet, cuando declara a EL UNIVERSAL que la normalización no viene únicamente con la expedición de un decreto o una ley. “Es el principio, pero faltan muchas cosas por hacer”. Que el secretario acepte que la tarea está incompleta, es un aliciente de que la educación no volverá a ser la misma.

Otro punto importante en esta nueva era de la educación en Oaxaca será el correcto ejercicio de los recursos; luego de que ayer este diario dio a conocer que funcionarios, alcaldes y diputados afines a la CNTE formaban parte de la nómina magisterial, legisladores federales pidieron la intervención de la Auditoría Superior de la Federación para evitar el mal uso de los millonarios recursos. En esta nueva etapa un objetivo central debe ser no permitir la impunidad de aquellos que desviaron el presupuesto para educación. Se requiere una explicación puntual del destino que se le dio al dinero asignado para la educación básica.

En este nuevo ciclo, la SEP anunció este jueves que destinará más de mil millones de pesos para mejorar y aumentar la infraestructura de las escuelas y aseguró que a partir de ahora los maestros no tendrán que estar subordinados a otros intereses, ni estar obligados a participar en marchas para obtener beneficios. El llamado estará a prueba el lunes, día en que la CNTE convocó a una movilización. Aquellos docentes que eran obligados a acudir a mítines y bloqueos para hacer “méritos” y obtener ascensos o beneficios económicos deben tener claro que los dirigentes de la disidencia magisterial no podrán ya prometer la entrega de prebendas a profesores. La fuente de recursos con la que contaban dejó de existir.

Como apunta el secretario Chuayffet, la normalización de la educación en Oaxaca se dará cuando haya maestros que cumplan, así como directores y supervisores que dirijan y revisen. Parece sencillo, pero aún faltan muchos obstáculos por vencer; se abre ahora la oportunidad de derribarlos, no hay que malgastarla.

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