Recibir del presupuesto público un sueldo mensual por realizar tareas políticas sin ostentar un cargo de elección popular es reprobable. En ese status se encuentran al menos 160 maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La cifra es la que reconocen, pero el número puede ser mayor.

Surgida en 1979 como contrapeso al entonces líder vitalicio de los maestros, Carlos Jonguitud Barrios, y para demandar la democratización del sindicato magisterial, la táctica de la CNTE es desde entonces la movilización masiva para presionar a gobiernos estatales y apoyarlos a cambio de obtener recursos. Esa es en realidad la tarea política que practica. La calidad de la educación y los estudiantes han quedado marginados de sus objetivos.

La sección de la CNTE que más recurre a amenazas y chantajes es la de Oaxaca; al frente de ella se encuentra Rubén Núñez, acusado por cobrar sin dar clases. Él lo ha aceptado y tratado de explicar señalando que como él hay más de 150 maestros (sólo en la sección 22) que reciben un salario por realizar actividades políticas y sindicales, y no por enseñar en las aulas. EL UNIVERSAL publica hoy que —contrario a lo que él dio a conocer en conferencia de prensa— percibe un promedio de 100 mil pesos mensuales por concepto de dos plazas docentes y pagos extraordinarios no precisados.

Desde que se aprobó la reforma educativa, la CNTE es la más férrea opositora a cualquier cambio en la educación básica y para eso se ha valido de acciones que más de una vez han rayado en la ilegalidad, desde bloqueo de autopistas y la toma de congresos (federal y estatales) hasta el cierre de aeropuertos; en el Zócalo de la ciudad de México permaneció varios meses en plantón. Además del desdén al aprendizaje de menores, poco le ha importado el derecho de la ciudadanía a transitar o a hacer uso de los espacios públicos. Ante la ilegalidad de sus actos, diversos sectores han pedido simplemente la aplicación del Estado de derecho.

Ayer los empresarios más importantes del país demandaron de manera directa al presidente Enrique Peña Nieto no permitir más el chantaje de “grupos antagónicos” a la reforma educativa. A la CNTE le ha parecido “extraña” la defensa de la iniciativa privada a la reforma educativa y ante ello esgrimen conjuras inverosímiles detrás de esa actitud.

La búsqueda de una mejor educación pública no es de ninguna forma bandera de grupos con “oscuros intereses”, es una de las herramientas que requiere el país para avanzar en el tema de dar oportunidades iguales a todos. La tarea fue relegada durante décadas y ahora que estamos ante la oportunidad de tener una educación de calidad no hay que dejarla pasar.

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