A pesar de que las encuestas aún reflejan que la Reserva Federal (Fed) podría efectuar su segundo movimiento de tasas en junio, las expectativas podrían continuar postergándose ante la probabilidad de que se acentúen los datos negativos en EU.

Hasta ahora, 75% de los especialistas en economía encuestados por el diario The Wall Street Journal mantiene la expectativa de un aumento de tasas en junio próximo (en +25pb). No obstante, 60% de los analistas ve probabilidades de un ajuste a la baja en sus proyecciones. El principal factor de preocupación ha sido hasta ahora la debilidad externa, mientras que la debilidad de la inflación y del sector industrial se han asociado principalmente a los bajos precios del crudo. Además, se ha señalado que lo anterior no debería ser un motivo de preocupación para la Fed dada la baja proporción en cuanto a generación de empleo de dichos sectores.

Sin embargo, el comunicado del día de ayer de la Fed redujo el énfasis en el entorno externo respecto a los comunicados previos, lo que favoreció una lectura hawkish por parte del mercado. No obstante, dicho comunicado hizo referencia directa al deterioro en la actividad económica interna, lo que podrían favorecer el aplazamiento en las expectativas de alza de tasa. Lo anterior parecería contrastar con las señales de recuperación en los principales objetivos de la Fed, pues la inflación PCE Core ha mostrado un repunte hacia una tasa promedio anual de 1.4% mientras que la generación de empleo mantiene a un ritmo promedio de 220 mil empleos mensuales.

No obstante, lo que preocupa a la Fed es el momento en el que se encuentra la economía respecto a su ciclo económico, más que el nivel de recuperación alcanzado hasta ahora. A pesar de la sólida generación de empleo, el índice de condiciones del mercado laboral ha mostrado una tendencia de deterioro desde finales de 2014, ubicándose en su peor nivel desde 2010. En consecuencia, se ha registrado una reversión en el ciclo del consumo, el cual puede observarse tanto en el índice de confianza del consumidor, como en las ventas totales de la economía, las cuales registran tasas de crecimiento negativas. Lo anterior se ha traducido en un ajuste en los inventarios totales de la economía, favoreciendo el deterioro de la producción y del empleo. No obstante, al no presentarse una mejoría en el consumo, el ciclo de inventarios (medido como la relación entre inventarios entre ventas) continúa en aumento, elevando las señales de alarma. Ello explica parte del decrecimiento de -7.1% anual en utilidades en las emisoras del S&P500.

Lo anterior no necesariamente implica que la economía norteamericana entrará en recesión, pero sí refleja que existe una alta probabilidad de que dicha economía continúe desacelerándose. De hecho, el indicador adelantado de la Fed de Atlanta sobre el PIB al 1T16 refleja que el crecimiento trimestral anualizado podría ser de tan sólo +0.6%, el cual está muy por debajo de las expectativas del mercado, actualmente en +1.3%.

Hasta ahora, el mercado ha estado enfocado en el posible impacto negativo de las condiciones económicas globales. Mientras tanto, se ha puesto poca atención en los motores internos de la economía norteamericana y en la posibilidad de que la debilidad en el consumo pueda favorecer la reversión del ciclo económico. La constante debilidad en el crecimiento puede es un motivo de preocupación ante los efectos que podrían tener las prolongadas bajas tasas de crecimiento en el largo plazo.

Analista en Economía Internacional
daniela.ruiz@barcelonagse.eu

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