Chicago, Illinois.— Los vientos locos amainan en la Ciudad de México y con ello arriba la temporada de altas concentraciones de contaminantes. La reducción de emisiones ha sido enfocada en sacrificar el uso del automóvil entre particulares, causando la ebullición del temperamento de la gente.

Más allá de políticas restrictivas de coyuntura, México requiere de políticas nacionales y locales que reduzcan los contaminantes. Esto responde a la necesidad de salvar la vida a los más de 22 mil mexicanos que mueren por causas relacionadas a la contaminación, mil 200 en la CDMX.

El estado de California concentra la mayor cantidad de actividad económica, poblacional y ha sufrido de los niveles más altos de contaminación en Estados Unidos. Por ello, es pionero en regulaciones para mejorar la calidad del aire.

Un estudio de la Universidad del Sur de California concluyó que con la reducción de 40% de emisiones contaminantes entre 2007 y 2011, también se redujo de 8 al 3.6% el número de niños con funciones pulmonares deficientes. El estudio examinó a 2 mil niños menores de 15 años. ¿Cómo logró este avance California? Estableciendo políticas ambientales que son vanguardia nacional e inspiración en otras latitudes. Algunas de estas medidas incluyen la adopción de vehículos cero emisiones (autos eléctricos y de célula de hidrógeno), o de emisiones ultra bajas (vehículos híbridos e híbridos plug-in).

Los vehículos de bajas o nulas emisiones son excitantes pero muy costosos. Para abatir el problema, el gobierno federal de este país otorga un crédito fiscal de hasta 7 mil 500 dólares a los compradores de un auto con baterías que permitan conducirlos mayor o totalmente con electricidad. Adicionalmente, estados como California ofrecen estímulos de hasta 4 mil 500 dólares a los compradores de autos eléctricos.

Anteriormente, estos beneficios eran aprovechados por los consumidores de ingresos altos al adquirir vehículos de estatus como el Tesla Model S con precios que oscilan entre los 68 mil y los 135 mil dólares. No obstante, California ajustó su estrategia para beneficiar a los compradores de bajos ingresos. Es decir, no tienes que ser millonario para conducir un vehículo verde.

Sé que el plan fiscal mexicano para 2017 comprende deducciones por la compra de vehículos híbridos y eléctricos. Es un primer paso, en un camino que demanda que las autoridades sean más ambiciosas y agresivas. Por ejemplo, es vital trabajar con las armadoras de vehículos para que lleguen a México autos como el Chevy Bolt EV con un rango de 383 kilómetros en una sola carga (ideal como vehículo utilitario), o el Toyota Prius Prime con una batería que permite conducir hasta 40 kilómetros en modo eléctrico.

Si con la ayuda de estímulos fiscales y la simplificación de trámites y burocracias (como evitar la temida verificación) miles de ciudadanos pueden adquirir estos vehículos, no hay razón por la que los consumidores no adopten las nuevas tecnologías.

Si se educa al consumidor sobre las ventajas prácticas de las tecnologías verdes, que tienen sentido para su bolsillo, la gente responderá positivamente. Pero para ello las políticas públicas correspondientes deben estar presentes.

Para quienes tienen un auto eléctrico, California ofrece tarifas eléctricas especiales que además pueden ser aún más reducidas si el vehículo se recarga en horas-no pico por la madrugada. Es necesario que la CFE presente un plan similar.

Más que decirle u obligar a la gente sobre lo que tiene que hacer, se debe utilizar la razón y la conveniencia. Hace tres años compré un vehículo híbrido que me ha permitido ahorrar más de 3 mil dólares en gasolina. Con las políticas y estímulos adecuados sí se puede mejorar el medio ambiente y la salud pública al tiempo que se da alivio a la cartera.

Periodista

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