En la inmensidad de la Zona Metropolitana del Valle de México, Rodrigo, un joven de apenas 14 años, cursa en Naucalpan el primer semestre de preparatoria y tiene clara su meta: graduarse como profesor de Informática.

Rodrigo es ciego y tiene escoliasis. Nació con anoftalmía, es decir, carece de sus globos oculares, tiene solo las cavidades; usa prótesis. La escoliasis ha impedido su crecimiento y le dificulta caminar. Cada día libra una tensa, a veces furiosa, búsqueda impecable e implacable de superación, dando pasos firmes para lograr su objetivo. Está convencido de lograrlo y para ello cuenta con el apoyo de sus padres.

Desde hace tres años recibe una beca del gobierno del Estado de México. Desde tercer año de nivel primaria, Rodrigo acude a escuelas regulares.

Hace unos días la Unicef dio a conocer que en nuestro país existen al menos 4.1 millones de niños y adolescentes entre tres y 17 años que no asisten a la escuela, mientras que poco más de 631 mil están en riesgo de abandonar las aulas.

De acuerdo con el estudio de este organismo: Niñas y niños fuera de la escuela, los más afectados son quienes viven en los hogares más pobres, niños indígenas, discapacitados o quienes viven en zonas rurales; todos ellos sujetos a la discriminación, ese grupo de estigmas inmerecidos que niegan la dignidad humana, afianzan la pobreza, son tierra fértil para la violencia y un cáncer para la democracia, como bien se define en la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010.

Adicionalmente, Unicef alerta que más de 600 mil niños podrían dejar la escuela de manera prematura por varias razones: se trata de niños que ingresan tarde, acumulan fracasos en sus resultados de aprendizaje, no encuentran en la escuela experiencias que les permitan desarrollar al máximo sus capacidades o, bien, viven en situaciones precarias o de discriminación.

A esto se suman 125 mil niños de 13 a 15 años que cursan primaria en riesgo de exclusión, cerca de 95 mil de secundaria y al menos 420 mil de bachillerato, también según Unicef.

De acuerdo con el Sistema de Información y Gestión Educativa (Siged) y los resultados del Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (Cemabe 2013), el Estado de México registraba 168 mil 594 alumnos que padecían alguna discapacidad: intelectual, motriz, ceguera, debilidad visual, sordera, hipoacusia y autismo.

Para hacer efectivo el derecho humano a la educación inclusiva es imperativo tomar en cuenta esos diagnósticos y generar acciones de prevención del abandono o ausencia escolar motivadas por alguna discapacidad.

En los últimos cinco años, el Estado de México, que concentra la matrícula educativa más grande del país, se ha consolidado como la entidad que más apoyos ofrece a sus estudiantes. Existen 25 modalidades de becas. El objetivo es propiciar oportunidades de igualdad para el ingreso, permanencia y conclusión de estudios de educación básica, media superior y superior.

Recientemente, los diputados mexiquenses se sumaron a la decisión del gobernador Eruviel Ávila y aprobaron una iniciativa para que por ley estos apoyos, dirigidos a quienes viven con alguna discapacidad, sean permanentes y trasciendan los periodos gubernamentales.

Pero el desafío va más allá: se trata de un compromiso ético para pasar de las dificultades a la consolidación de logros, que destierre de las prácticas escolares y de nuestra sociedad la exclusión y la marginación.

La estrategia integral que frene el número de niños y jóvenes fuera de la escuela por discapacidad, debe ir acompañada de un cambio de paradigma en la formación educativa para aprovechar el potencial de quienes tienen alguna discapacidad, de manera que tengan la posibilidad de construir una identidad propia, que les permita desarrollarse plenamente y participar en todos los ámbitos sociales.

Si aspiramos a ser una sociedad más justa, partamos del respeto e impulsemos políticas públicas integrales, que hagan de valores como la responsabilidad, el respeto y la solidaridad, prácticas cotidianas para enriquecernos con el talento, visión y capacidad de estudiantes y profesionistas como Rodrigo.

Secretaria de Educación en el Estado de México

@AnaLiliaHerrera

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