Todos los ojos puestos en Cocula y el río San Juan. Todas las plumas dedicadas a desmenuzar el conflicto GIEI-PGR. Y las que no, abocadas a discutir el último vuelco del debate sobre la marihuana o a psicoanalizar el humor nacional. Pero nadie o casi nadie parece poner atención en un hecho ominoso: la violencia criminal está casi de vuelta en los niveles de 2012.

Van algunos datos:

1. En marzo, las víctimas de homicidios dolosos fueron mil 725. Ésa es la cifra mensual más alta desde que el gobierno comenzó el conteo oficial de víctimas en enero de 2014. En promedio, 56 personas fueron asesinadas todos los días de marzo. Se trata del promedio mensual más alto en más de dos años.

2. Esas cifras provienen del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Se trata, casi seguro, de un recuento incompleto. Grosso modo, si se multiplica la cifra de víctimas del SESNSP por 1.16, se obtiene el total mensual del Inegi (el cual no se publicará sino hasta finales de 2017). Siguiendo ese método, el número de víctimas de homicidio en marzo fue 2 mil 001, un total mensual superior al de los dos últimos meses de la administración Calderón.

3. El problema no es tanto el nivel de violencia, sino la trayectoria de crecimiento. En marzo, el número de víctimas de homicidio creció 19% respecto al mismo mes de 2015. Considerando el primer trimestre, el incremento fue de 12.5% (después de ajustar el dato por efectos calendario) en comparación con el mismo periodo del año pasado. A este ritmo, vamos a acabar el año con 23 mil víctimas de homicidio (en el conteo de Inegi), una cifra casi idéntica a la de 2013. Y si esto no cambia, para inicios del año que entra, la comparación con 2012 se va a empezar a ver desfavorable.

4. Si las cosas se ven mal a nivel nacional, lucen espantosas en algunas regiones. En Colima, por ejemplo, los homicidios crecieron 358% en marzo, en comparación con el mismo mes del año pasado. En Zacatecas, el ascenso fue de 131%. En Tamaulipas, el número de víctimas mortales casi se duplicó en marzo. Misma tendencia en Veracruz, misma tendencia en Michoacán. En Baja California, el ascenso fue de 50%; en Guerrero, 21%.

5. En contraste, algunos estados del norte del país han seguido reduciendo los niveles de violencia homicida. En Chihuahua, el número de víctimas de asesinato se redujo un 18% en marzo, en comparación con el mismo mes del año pasado. Sinaloa registró un porcentaje de descenso similar. En Coahuila, la caída fue aún mayor: 48%. Esas son las buenas noticias. Ahora las malas: esos estados “milagro” cuentan cada vez menos en el total nacional. Y las peores: no hay nuevos milagros a la vista.

En resumen, la violencia va al alza en México. Y va muy rápido: al ritmo actual, regresaremos a la tasa de homicidio de 2012 en un año. Lo ganado entre 2011 y 2014 está despareciendo rápidamente. Y esto no es un asunto de unos cuantos estados: en la mayoría de las entidades federativas se reportan incrementos (dramáticos en algunos casos) en el número de homicidios.

No está claro qué está provocando este fenómeno, pero hay un hecho indudable. La negación oficial, la fantasía de que las cosas van mejorando, el cuento del éxito, es cada vez más insostenible. Es tal vez momento de hacer algo distinto.

Analista de seguridad

@ahope71

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