El pasado fin de semana una terrible noticia volvió a cimbrarnos, 34 migrantes mexicanos vivieron una pesadilla al tratar de llegar a Estados Unidos, siete de ellos fallecieron en el intento. Estuvieron encerrados sin las mínimas condiciones para sobrevivir, tras haber sido abandonados a su suerte. Los abandonaron no sólo el pollero que les cobró, en principio, mil 800 dólares para cruzarlos al otro lado, sino también las autoridades mexicanas, su país, que no les brindó opciones para estudiar, para trabajar, para tener una vida digna.

Todos los días vemos algo que nos quita el aliento, noticias sobre la inseguridad, casos de corrupción que les restan credibilidad a nuestras autoridades, a las políticas públicas puestas en marcha para “mejorar” la calidad de vida de los ciudadanos. Cómo no entender el malestar y enojo de los mexicanos cuando, además, millones siguen viviendo con poco más de 80 pesos al día.

El año pasado, México descendió a la posición 10 de 18 países en el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina. Está claro que a la mayoría de los ciudadanos no le preocupa del todo lo relacionado con la democracia. Y esto se debe a que hay problemas más importantes que les preocupan.

Si bien es cierto que en la construcción de la democracia participamos todos, resulta paradójico pedir a los ciudadanos involucrarse cuando están más preocupados por llevar comida a sus mesas, por encontrar trabajo, por regresar a salvo a casa, cuando han perdido la fe en las instituciones.

Tan sólo durante junio se registraron 2 mil 234 homicidios dolosos, colocándolo como el mes más violento desde 1997, cuando se empezaron a tomar este tipo de registros. De acuerdo con el Semáforo Delictivo, en el primer semestre de 2017 la cifra de homicidios ascendió a 12 mil, 30 por ciento más que el mismo periodo del año pasado.

Héctor Aguilar Camín afirma que “un gobierno eficaz con un mal proyecto de reformas puede ser mejor gobierno y más deseable que un gobierno ineficaz con el proyecto adecuado”. No podremos hablar de una verdadera democracia, ni de una verdadera transformación, hasta que no se garanticen mejores condiciones de vida a los ciudadanos. Y eso sólo es posible si hay un gobierno adecuado a nuestra realidad, sensible e involucrado con la gente. Un gobierno que deje la cúpula en donde ha permanecido por décadas, lejano a la realidad mexicana, para que comience a escuchar a la ciudadanía.

Es por eso que no sólo estamos llamando al rediseño de nuestra democracia, sino también del sistema de gobierno en el que debemos participar todos: civiles, organizaciones ciudadanas, sindicatos, gobiernos, intelectuales, la academia. De cara a 2018, pero sobre todo pensando en el país que queremos dejar a las próximas generaciones, es indispensable retomar el rumbo.

México necesita una alternativa no sólo diferente, México necesita ser escuchado y visto nuevamente a la cara. México necesita ser reconocido con todas sus heridas, para poder trabajar juntos en su reconstrucción. Por ello hemos planteado la creación de un Frente Amplio Democrático, en el que participen todos los que estén dispuestos a impulsar el análisis y discusión de los temas y acciones que nos llevarán a la construcción de un mejor país.

No es momento de buscar culpables, porque esos los tenemos bien identificados, sino de coordinar esfuerzos de quienes verdaderamente amamos a nuestro país y queremos seguir trabajando por y para los mexicanos. Nuestra misión es discutir sobre México y hacer el diagnóstico correcto para encontrar soluciones a los principales problemas que enfrenta el país. A pesar de los obstáculos, de los problemas cotidianos, somos una sociedad viva, cambiante, solidaria, que cada vez está menos dispuesta a dejarse abatir, pisotear, engañar.

Presidenta nacional del PRD.
@Ale_BarralesM
FB: AlejandraBarrales
www.alejandrabarrales.org.mx

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses