La tristemente célebre pregunta de Enrique Peña Nieto (EPN) sobre lo que los demás “hubiéramos” hecho se ha convertido en un formato para señalar sus yerros. Hoy voy a usarlo para señalar cinco despropósitos en torno al caso Donald Trump (DT), quien este viernes asume la Presidencia de Estados Unidos (EU).

1) Cuando DT empezó a disputar la candidatura presidencial, la consigna oficial mexicana era ignorarlo. Yo no lo habría subestimado (de hecho, el 8 de septiembre de 2015 dije en la Tribuna de la Cámara de Diputados que era muy peligroso y que había que tomarlo en serio).

2) Cuando DT obtuvo la nominación republicana, Enrique Peña Nieto (EPN) debió haber empezado a preparar una estrategia frente al improbable pero posible escenario de su triunfo. Yo habría partido de la premisa de que una Presidencia de DT sería nefasta para nuestro país —en vez de mantener la estólida tesis de Luis Videgaray (LV) de que se le podía “sensibilizar” para que abandonara su talante antimexicano— y no habría permitido el pasmo y la parálisis que se dieron, justificados con la peregrina idea de que había que esperar al 20 de enero para saber qué haría DT.

3) Pudo discutirse la conveniencia de plantear una posición contra su candidatura o de mantenernos neutrales, pero solo a un necio que creyera la sandez de que algo bueno emanaría de su Presidencia se le pudo haber ocurrido apoyarla. Y es que fue precisamente eso, ayudarlo a levantar su campaña cuando iba en picada, lo que hizo LV al traerlo a Los Pinos. Yo jamás lo habría invitado a México, porque eso implicaba ofender a los mexicanos y dar la mano a quien deberíamos haberle dado la espalda; lo que habría hecho es enviar a Estados Unidos a un representante a tender puentes con él por aquello de las malditas dudas.

4) Ante la victoria de DT, y después de haber cometido el error histórico de apostar por quien nos va a hacer daño, EPN no debió insistir en contener al bully ofreciéndole dulces. Yo le habría enviado desde un principio los mensajes que el presidente le mandó apenas hace unos días, presionado por la opinión pública: si quieres renegociar el TLC, renegociaremos todo. Aquí había prevalecido otro pretexto absurdo: que no debíamos mostrar nuestras cartas, lo que en realidad quería decir que EPN no sabía cuáles eran o temía usarlas. De cara a negociaciones de esa naturaleza, es necesario mostrarlas para que se sepa que las tenemos a la mano y que estamos dispuestos a jugarlas. Es dar una señal de fuerza, no de debilidad. DT es como los tiburones: huele sangre y se lanza a devorar a su presa.

5) Esas cartas, por cierto, las enumeramos varios analistas y políticos: contra el muro, la revisión de la línea fronteriza (senador ¡del PRI!); contra la deportación masiva, la petición de pruebas de nacionalidad a los deportados y los recursos legales para saturar el sistema judicial de EU (Agenda Migrante); contra los impuestos a las remesas, impuestos a las operaciones de estadounidenses en México; contra la desinversión, coordinación con empresarios e inversionistas, boicots como los que ya han hecho empresas mexicanas a Ford; contra la reapertura del TLC, apertura de otros tratados y, sobre todo, repliegue de nuestra cooperación en materia de narcotráfico y de migración (dejar de hacer el trabajo sucio a EU). A mediano y largo plazos, por supuesto, hay que recurrir a mecanismos multilaterales, diversificar nuestro comercio y ampliar nuestros vínculos internacionales; pero a corto plazo esas son las medidas que yo habría deslizado.

LV admitió que la visita de DT a México fue “precipitada”, pero dijo que fue útil y que volvería a hacerla. Una de dos: o su aprendizaje es muy lento o su proverbial soberbia retomó el lugar de la falsa humildad de su primer discurso en Relaciones Exteriores. A mí me queda claro que la equivocación de EPN, antes que nombrarlo canciller, es seguir haciendo lo que LV le indica, pese al fracaso en su primer encargo (deuda a la mitad del PIB, reforma energética, devaluación; es decir, gasolinazo) y al desastre que provocó cuando invadió el terreno de la diplomacia. En fin, ambos se equivocaron, y el tardío discurso de EPN para encarar a DT nos da la razón a sus críticos. Esto no es consuelo, porque DT nos va a dañar. Y cada vez que lo haga habrá que recordar que el “visionario” Videgaray hizo todo lo que estuvo a su alcance para que Trump llegara a la Presidencia de EU.

Diputado federal del PRD.

@abasave

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