“El que tenga miedo de morir, que no nazca”, gritó un hombre sin playera mientras corría hacia un toro pirotécnico que giraba en círculos en los terrenos de quema de la , ubicados en la colonia Xahuento, en Tultepec. Los cohetes salían disparados en diferentes direcciones mientras otros espectadores optaban por correr para cubrirse y no salir quemados.

Más de 50 mil asistentes se dieron cita para ser partícipes de la quema de toritos. Algunos dentro del predio, empolvados y con cerveza o botella de alcohol en mano; otros, más temerosos, en las calles aledañas tomando de las manos a sus hijos y huyendo cuando veían acercarse hacia ellos los artificios que emanaban de las creaciones artesanales que hicieron los pobladores.

“Nosotras somos de Coacalco. Hace como 15 años venía yo a la prepa aquí en Tulte y por eso supe [de los toritos] y ya mi hija lo conoció y le gustó, dice que por la adrenalina de sentir que nos quemamos y corremos. No se ha quemado mucho, una vez en la pompa. Y nosotras venimos por la adrenalina y, pues, también para cuidarla junto con el novio”, contó Laura Juárez, quien acompañada de su madre se ubicó junto a la reja del terreno para estar seguras y no les llegara el fuego.

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En la edición 35 de la Feria Internacional de la Pirotecnia, en Tultepec, hubo t o r it os de diferentes tamaños, de dos hasta cinco metros, que la gente disfrutó por el trabajo artesanal y por la quema posterior. Foto: Gabriel Pano | El Universal
En la edición 35 de la Feria Internacional de la Pirotecnia, en Tultepec, hubo t o r it os de diferentes tamaños, de dos hasta cinco metros, que la gente disfrutó por el trabajo artesanal y por la quema posterior. Foto: Gabriel Pano | El Universal

De diferentes personajes, colores, tamaños, decoraciones y con cantidades distintas de cohetes cada uno, fue como los más de 300 toritos recorrieron 13 calles del municipio, en honor a su santo patrono San Juan de Dios. Sin embargo, hubo quienes no sabían que la corrida de los toros tenía ese significado.

“Yo sólo sabía que cada 8 de marzo es la quema de toritos y venimos siempre que podemos. Es una adrenalina que no sé explicar, es una emoción de estar cerca del toro mientras se quema todo lo que trae. Sólo se me han quemado algunos pantalones, pero son hoyitos nada más. Nada grave hasta ahorita”, sub-rayó Elizabeth.

Ella usó unas gafas tipo industriales y con una especie de bufanda de color verde tapó su nariz, boca y el cuello para evitar que algún proyectil le impactara, mientras que su acompañante, Emmanuel, también se puso lentes y en varias ocasiones, se acercó a los toros quemándose para grabar con una cámara de acción tipo GoPro, que sostenía con una mano hasta que uno de los cohetes le quemó la sudadera.

“Esta la traigo siempre, es la de batallas. Ya tiene un montón de hoyos de todas las veces que vengo y ya ahorita que quemaron ese todos corrimos y sentí que algo me pegó, en eso volteo y ya se estaba quemando mi sudadera otra vez, pero ya ella vio y me echó la cerveza encima porque no se apagaba. Aquí nada más vienen a los que les gusta la adrenalina, está chido meterse entre los toritos, todos deben venir al menos una vez”, declaró mientras reía y mostraba orgulloso su prenda con diferentes quemaduras.

Los y las más valientes que se metieron al terreno destinado para la quema de los toros, grababan con sus teléfonos celulares, gritando eufóricos cada que llegaba un toro; cada uno es empujado en un carrito de metal con ruedas por al menos cuatro personas, según el tamaño que tengan, haciéndolo girar e ir de un lado a otro, en tanto la gente gritaba insultos a la pieza artesanal.

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Los toros, empujados en un carrito de metal con ruedas por al menos cuatro personas, hacían alusión a diferentes temáticas. Luego la pirotecnia fue encendida. Foto: Eduardo Castañeda | El Universal
Los toros, empujados en un carrito de metal con ruedas por al menos cuatro personas, hacían alusión a diferentes temáticas. Luego la pirotecnia fue encendida. Foto: Eduardo Castañeda | El Universal

La intensidad de las piezas artesanales que fueron elaboradas por familias del municipio y credencializados por la mayordomía que organizó la fiesta patronal era diferente, toda vez que se observaron toritos de dos metros y otros más grandes de hasta cinco metros y el llamado toro rey, que rebasó los cinco metros de altura, teniendo la cabeza giratoria y que emocionó al público que se dio cita en esta celebración hecha en el marco de la 35 edición de la Feria Internacional de la Pirotecnia.

Los toros iban pintados de diferentes temáticas y personajes de películas o animales, como El Chavo del Ocho, Transformers, Capitán Cavernícola, Dr. Shenka del Panteón Rococó, diablo, Grinch, de arte huichol, alebrije, Quetzalcóatl, Spiderman, Stitch, Sullivan de Monsters Inc., puerco, zorro, Reptar de los Rugrats, vaca, tigre y hasta hubo un toro-mamut, en alusión a la historia del municipio.

Fueron más de ocho horas de recorrido de los toros —donde hubo 271 heridos y dos fueron llevados al hospital en Zumpango—, que partieron a las 16:00 horas desde la iglesia de La Piedad, pasando formados y acompañados algunos de bandas de música regional, con familias que portaban playeras con la imagen de San Juan de Dios, con leyendas como “protégenos” y con el nombre de las casas de pirotecnia; otros, con fotografías de parientes fallecidos haciendo tributo a la profesión, que es la principal actividad económica en Tultepec.

Foto: Berenice Fregoso
Foto: Berenice Fregoso
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