Ser conlleva un nivel de dedicación, disciplina y entrenamiento que podría compararse con el esfuerzo, sacrificio y adrenalina a la que se enfrentan los policías en la Ciudad de México todos los días.

Juan Martínez lleva 11 años arriesgando su vida en las dos profesiones, aunque siente mayor peligro patrullando las calles de la capital.

“Es más difícil ser policía. Como boxeador, estudias al rival, sabes contra quién vas y cómo vas a pelear. Tienes tu estrategia y hay un equipo de planeación detrás de ti. En la policía, pues no; salgo a turno uniformado, pero no sé si voy a regresar a casa. Es una adrenalina muy diferente”, compartió —en una conversación con EL UNIVERSAL Deportes— el Elegante Martínez.

Quince peleas como profesional no le dan mayor seguridad a Martínez, quien cumple la función de policía auxiliar de la Base Corso en el sector 50, atento a cualquier situación que pueda presentarse en las calles y avenidas del Centro Histórico en la Ciudad de México, una zona en la que —de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del INEGI— los habitantes se sintieron más seguros en el cuarto trimestre del año pasado.

Se identifica como “cualquier otro policía”, y es consciente de los riegos que van de la mano.

“Si actúas mal dentro de la vía pública o en los deberes que tienes como servidor, puedes acabar en un penal. Sin embargo, no sabes qué te puede deparar al salir. Puede ser una emergencia por detonaciones de arma de fuego, por robo, riña, o cualquier otra situación; por eso, creo que es más difícil y riesgoso ser policía”, agregó.

Asimismo, confiesa que ser boxeador le ayuda a desarrollar sus habilidades como policía: “Me ha ayudado, porque bajas a corretear a la gente y tienes la condición física”.

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