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Este jueves será presentado el número 36 de la revista Luna Córnea , del Centro de la Imagen, que está dedicado a la obra del fotógrafo Marco Antonio Cruz. La presentación se realizará a las 19 horas en el Centro de la Imagen, con las participaciones de José Woldenberg, Rodrigo Moya, Fabrizio León y Marco Antonio Cruz.

Esta una edición especial que llega en el marco de los 25 años de la revista y que es una suerte de catálogo de la exposición Marco Antonio Cruz: Relatos y Posicionamientos / 1977–2017.

Sin embargo, como lo explicó en entrevista el director Luna Córnea , el investigador Alfonso Morales, la riqueza del archivo de Cruz permitió ampliar los contenidos y lecturas sobre su obra y abrir las investigaciones que desarrolla la publicación.

“El futuro, la salud de la fotografía, dependerá en gran medida de cómo la conservemos. Este es un libro que yo defino como una coautoría entre Marco Antonio Cruz y su archivo”.

Marco Antonio Cruz nació en Puebla en 1957; se formó desde 1973 en la Escuela Popular de Arte en la Universidad Autónoma de Puebla. Su labor como fotógrafo comenzó en 1977 y a partir de entonces, en periódicos como “La Jornada” o en la agencia “Imagenlatina”, entre otros medios, dio vida a una obra que documentó algunos de los hechos más importantes en la historia de México en las últimas décadas, y que buscó siempre ser testimonio de la transformación social.

Imposible no recordar aquella fotografía tomada por Cruz el 19 de septiembre de 1985 que ha pasado a ser el retrato del terremoto, donde aparece derribado el edificio Nuevo León. Esa imagen, que Cruz tomó, comentó en entrevista Morales, rápidamente dejó de ser suya y se convirtió en una imagen colectiva. Y la revista contiene la hoja de contactos, las ediciones, y muestra cómo se transformó y cómo se hizo una foto de todos: “Esto se puede ver porque él conservó todos sus papeles. Ya no es una foto de Marco Antonio Cruz, es de la memoria colectiva. Esta es la prueba del valor del archivo para la construcción de la memoria”.

La publicación tiene en su portada Músicos ambulantes (1977), que fue una de las primeras fotografías que realizó, todavía en Puebla. con una cámara de 35 milímetros que le había regalado su madre.

La revista incluye un autorretrato que escribe él y luego despliega su trabajo a lo largo de los años en las secciones: Años formativos, Militancia, Desaparecidos, La Jornada, Imagenlatina , Tierra y Libertad, Macrópolis, Imagen del poder, Manifiesto, Alternancia, Nocturnos, Habitar la oscuridad, Vislumbres, y Kafka y La metamorfosis. Estos temas en que se clasifica la obra de Cruz, no son sólo un asunto cronológico, sino también acercamientos a temáticas y a etapas y transformaciones que vive Cruz, quien, como escribe Morales, tuvo una vocación temprana por las artes plásticas que pasó a un segundo plano cuando se convirtió en fotoperiodista profesional; ahora, con sus dibujos, algunos aquí reunidos, retoma ese otro ciclo artístico.

Más que fotos, la revista contiene la belleza del archivo, la riqueza del documento, la sorpresa. Están las fotos y las hojas de contactos de multitudes que celebran, protestan, marchan. Están las fotos y cómo fueron presentadas en los periódicos; los libros acerca de esas fotos, los personajes de la ciudad, la transformación de esa ciudad y del país.

Cruz escribe algunos de los textos, busca recuperar, no sólo con la foto, la historia que hay en cada foto, dejar testimonio de cómo se fueron construyendo las secuencias que ahora se narran en Luna córnea.

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