Acerca de las ruinas y vestigios mayas de, lo que se sabe con certeza es en realidad poco. Los arqueólogos siguen sorprendidos por su particular estilo arquitectónico y por su división social, la cual, probablemente, no tuvo centros políticos ni religiosos.

La misión arqueológica que desentierra los enigmas de Río Bec, encabezada por el Centro de Estudios Mexicanos y Mesoamericanos (CEMCA), de Francia, ha descubierto más datos sobre los misterios que rodean a esta sociedad, la cual, es probable, utilizara presas o canales para acumular agua y sembrar alimentos.

Fue hasta marzo pasado que los arqueólogos del CEMCA, encabezados por la investigadora francesa Eva Lemmonier, realizaron trabajo de campo en Río Bec. Entre los hallazgos más relevantes de esta temporada destaca canales con muros, parecidos a los que usan los sistemas de presas modernos para almacenar agua.

Foto: Cortesía.
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El hallazgo, clave en esta temporada de investigación, da pie a la hipótesis de una soberanía alimentaria, es decir, que los habitantes de ese sitio eran autosustentables en una zona que no era conquistada o atacada por otras ciudades poderosas de la época.

En entrevista con , Eva Lemmonier da más detalles sobre los avances en Río Bec, y apunta que este 2024 las investigaciones se concentraron en un sitio recién bautizado como “Dos hermanos”, para entender más sobre el sistema agrícola.

“De acuerdo con las imágenes LiDar, es un paisaje muy acondicionado; hemos encontrado muros o paredes que fueron usadas para cultivar y recolectar agua, eso en la parte alta de este lugar. En la parte baja encontramos estructuras que asemejan drenajes o aguadas, campos drenados, que indican que ellos cultivaban sus alimentos”, detalla Lemmonier.

Aunque las investigaciones acerca del sistema agrícola del lugar apenas están en proceso, una de las hipótesis más fuertes es que nunca fueron conquistados porque no existió un rey o gobernante, explica Dominiquet Michelet, arqueólogo francés y que estuvo a cargo de la investigación de Río Bec de 2002 a 2008.

“Es muy probable que los habitantes de ese sitio estuvieran emparentados de alguna manera. En las excavaciones no hemos encontrado rastros de batallas violentas como en otros sitios aledaños, donde encuentras muertos y con armas. Pero en Río Bec no, la opción que tenemos ahora es que esas familias estuvieran ligadas”, apunta Michelet.

Foto: Cortesía.
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Para el arqueólogo, es un misterio si esta sociedad se formó de exiliados, y sigue siendo un enigma quién inspiró la tan representativa arquitectura del lugar.

“¿De dónde viene la idea de construir de esa manera, con fachadas con elementos adheridos y resistentes? No lo sabemos. Puede ser alguna copia de afuera, de otro lado, pero aún no sabemos de dónde, no hay ejemplos parecidos, por lo que puede ser la evolución de algo distinto”, apunta.

El fin de Río Bec también se mantiene como un misterio. Pero para Michelet, los hallazgos de corales y huesos con peces dentro de vasijas fuera de algunas casas indican peticiones por agua, por lo que, es probable, la zona fuese azotada por una sequía.

“Vemos que la gente estaba sufriendo, estaba haciendo rituales para asegurar el futuro. Pero posiblemente ya no pudieron estar ahí, en determinado momento fue imposible”, indica.

Acerca de la escritura, detallan Michelet y Lemmonier, se han encontrado similitudes con otras zonas mayas, pero para los arqueólogos el núcleo de esa sociedad fue, sin duda, su arquitectura.

“Esas torres tenían que ver con el poder que querían mostrar, tanto a los vecinos como a extraños. Creemos que en eso hay arte, y también en sus decoraciones en edificios, banquetas y otros sitios”, explican los especialistas.

Foto: Cortesía.
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