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Las relaciones, antes idílicas, entre Gustavo Dudamel y el régimen chavista parecen haberse roto sin vuelta atrás. Después de años de silencio y ambigüedades sobre el gobierno de Hugo Chávez, primero, y, más recientemente, sobre el madurista, el actual director de la Filarmónica de Los Ángeles decidió hace un mes pronunciarse públicamente.

Lo hizo por medio de un artículo que, en lengua española, publicó el diario El País. El pronunciamiento, no hay duda, llegó demasiado tarde (en política, los pronunciamientos tardíos pierden eficacia); en todo caso, mucho más tarde que su colega, la pianista Gabriela Montero.

El hecho que precipitó la reacción de Dudamel fue el asesinato de Armando Cañizales, un violinista de 17 años que integraba el famoso Sistema de Orquestas. Maduro acusó el golpe y en uno de esos discursos morosamente histriónicos que da por televisión se ocupó de él. Fue el 18 de agosto: “Bienvenido a la política, Gustavo Dudamel. No te dejes engañar y no ataques a quien ha sido el artífice de niños, niñas y jóvenes. Es muy fácil creer la mentira fresca, la mentira fácil y lanzársele al presidente Nicolás Maduro encima. Está bien, Gustavo Dudamel, que Dios te perdone por dejarte engañar.”

El lunes 21, Dudamel publicó en su cuenta de Twitter (@GustavoDudamel): “Me rompe el corazón la cancelación de la gira por cuatro ciudades estadounidenses de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela”.

Maduro había pasado de las palabras a los hechos: la gira por Estados Unidos en la que iban a participar alrededor de 200 músicos quedaba cancelada. Dijo en su exabrupto televisivo: “El Sistema de Orquestas existe gracias a la revolución”, dijo.

La mentira de Maduro es tan grosera que casi no necesita refutación. José Antonio Abreu creó en 1975 la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, una red de orquestas infantiles, juveniles y coros, y la fundación de la emblemática Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar se remonta a 1979, mucho antes de que Hugo Chávez llegara al poder.

Pero la causa de que el presidente Nicolás Maduro pudiera reclamar que el llamado Sistema era un logro de la “revolución” le compete también al propio Gustavo Dudamel. Su largo silencio de todos estos años —su tibieza política— se entendió como aquiescencia al régimen y el Sistema de Orquestas se convirtió entonces en nave insignia del proceso chavista, que encontró en él una herramienta de propaganda. Tal vez no sea tarde para desandar esos años. Dudamel empezó a darse cuenta de que no será gratis.

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