“¿Sobrevivirá Dios a la ciencia?”, pregunta el autor de la megaexitosa novela El código Da Vinci y otros thrillers filosóficos y religiosos durante una entrevista.

“Todos los dioses de nuestro pasado han caído, así que la pregunta ahora es: ¿somos tan inocentes como para pensar que los dioses de ahora no tendrán el mismo destino?”.

Su más reciente novela es Origen ( Origin ), que ya está al tope en las listas de Amazon.com. Para los fans de Brown es una mezcla familiar de viajes, historia, conspiración y misterio con agregados de todo, desde la poesía de William Blake hasta el ascenso y la caída del fascismo en España.

El protagonista de Brown, Robert Langdon , un especialista en simbología de Harvard, se encuentra en España y nuevamente corre peligro. Un exestudiante, Edmond Kirsch, ha sido asesinado justo cuando se preparaba para revelar un descubrimiento científico y tecnológico que promete causar la caída de la religión occidental y revolucionar como piensa la gente sobre la muerte. Langdon, con la ayuda de la amante de un príncipe caprichoso y la voz de una inteligencia artificial llamada Winston, busca descubrir lo que había planeado Kirsch.

El código Da Vinci

escandalizó a las autoridades de la iglesia y a académicos al sugerir que Jesús y María se casaron y tuvieron hijos. Brown reconoció que la controversia lo llevó a mayores cuestionamientos sobre la religión en su siguiente novela, El símbolo perdido , pero su escepticismo continúa. Originario y residente desde hace años de New Hampshire, recordó visitar el Museo de Ciencia de Boston cuando era niño y sentirse confundido por la teoría de la evolución y cómo ésta contradecía la historia de Adán y Eva. De regreso en casa, Brown le preguntó a un cura sobre las diferencias.

“El tipo dijo, ‘los chicos buenos no hacen esa pregunta’. Yo hice lo que todo niño haría, comencé a hacer preguntas”, dijo. “Gravité hacia la ciencia, la fe se volvió algo difícil para mí”.

Brown tiene tiempo y dinero para investigar los escenarios de sus libros de primera mano y pasó mucho tiempo en España en los últimos años. El país le atrae, dijo, porque es una mezcla de nuevo y viejo, de supercomputadoras y raíces profundas en la religión occidental. Las acciones violentas de la policía contra los catalanes que votaron por la independencia le “rompieron el corazón” pero no lo sorprendieron. “Las fallas” de la cultura española fueron la razón por la cual quiso escribir al respecto.

En una entrevista en un piso alto de un hotel en Manhattan, con la vista de la ciudad una soleada tarde de otoño, el escritor de 53 años también discutió sobre tecnología, la respuesta a sus libros y el futuro de Robert Langdon.

nrv

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