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Nibaldo Acero inició hace 12 años las pesquisas sobre la poética de Roberto Bolaño. En 2005 comenzó a adentrarse en las entrañas de la poesía del autor de Los detectives salvajes, se sumergió en su archivo personal: libretitas, cuadernos, manuscritos y libros rayados que reposaban en su casa de Blanes; fue a Barcelona para conversar con Bruno Montané, quien le dio el primer poema que Bolaño publicó en México; en 2014 caminó México buscando los pasos de los infrarrealistas que marcaron a Bolaño.

Toda esa indagatoria lograda en 12 años y decenas de documentos, en entrevistas, en rastrear la poética del más conocido de los infras, perseguía una única hipótesis: que Roberto Bolaño es ante todo un poeta.

“Estoy convencido de que él encontró en la narrativa una forma de expandir los territorios de la poesía. Él no deja de ser en ningún momento poeta, digo más: él no deja de ser en ningún momento un poeta de carácter infrarrealista que lleva a México casi como estas marcas que les hacen a las reses”, afirma Nibaldo Acero el poeta, académico e investigador que presenta hoy su libro en la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2017.

El investigador chileno que acaba de publicar en México La ruta de los niños rojos. La poética de Roberto Bolaño (Matadero) aseguró en entrevista que Bolaño es poeta en tanto que también es tribu.

“Se reconoce en la modernidad con la cual él mismo carga, este ensamblaje tan poderoso entre el horror, la miseria, la belleza y la felicidad, entre hacerse cargo de hablar del mal absoluto pero también de buscar en su propia vida la felicidad, de ser un tipo bueno, un gran amigo de sus amigos, y eso todo habitado por experiencias, por recuerdos. Bolaño es poeta o digámoslo así, Bolaño es narrador porque es poeta”, afirma Acero.

Acero reconoce que él no puede hacer una diferencia porque uno no podría entender la prosa de Roberto Bolaño si no ha leído la poesía.

“Hay gente que obtura absolutamente el tema poético y lo ve como algo menor, hay académicos en Chile que tienen la desfachatez de tratar la poesía de Bolaño como mala, como pobre, pero es una poesía fascinante, desgarradora a veces, que uno puede hasta sentirla y sufrirla; por ejemplo, el poema ‘Lupe’ es de los mejores poemas que yo he leído de un chileno y ese texto uno lo ve casi con la misma intención, fuerza y palabra que en Los detectives salvajes”, afirma Acero.

Asegura que en los más de mil poemas que él ha logrado registrar y que revisa en La ruta de los niños rojos. La poética de Roberto Bolaño se puede ver cómo un poeta fue haciéndose a sí mismo un narrador y cómo toda esa prosa es una poesía transformada.

“Si uno hiciera el ejercicio de tomar algunos fragmentos de Los detectives y dividirlos o estructurarlos como un poema, es un poema prosaico; todo el vuelo, el salvajismo, la intención de lo poético que está ahí, y para mí descubrirlo, seguir esa ruta y dar fe de un montón de encuentros entre poesía y prosa, fue muy satisfactorio”, dice.

Tras los pasos del infrarrealista. Dos años después de la muerte de Roberto Bolaño, Acero entró a su casa en Blanes; su viuda, Carolina López, le permitió revisar su archivo. “Tuve acceso a todo lo que ahora estamos conociendo. Tuve acceso a todas sus libretitas que ahora están surgiendo, cuadernos, libros rayados, incluso al original de La universidad desconocida escrito a máquina por él mismo. Ahí comienza la pesquisa, de una forma incluso fortuita”, cuenta Acero.

Luego la pesquisa comienza a expandirse. En 2014, Acero viajó a México e inició una relación extraordinaria con Rubén Medina, José Peguero, Pita Ochoa, Gelles Lebrija. “No es fácil acceder a los infras, son personas que han sido a veces muy maltratadas por los círculos culturales de México”.

Tan lo logró que por ellos conoció un montón de textos de Bolaño que pocos conocen y que aparecen en La ruta de los niños rojos. La poética de Roberto Bolaño.

“En Barcelona entrevisté a Bruno Montané, él me pasó textos que muy poca gente conocía, como por ejemplo el primer poema publicado de Roberto Bolaño en el DF, ‘Dostoievski blues band’, con el que comienzo mi análisis en el libro”, señala.

A casi 43 años del nacimiento del infrarrealismo, entre los sobrevivientes de los infras hay una gran amistad. Esa riqueza poética que está en Bolaño y que ha estudiado con profundidad Nibaldo Acero, también está viva en la poética de los infrarrealistas, que el chileno ha comenzado a trabajar para publicar dos libros.

Acero busca suscitar el deleite de una poesía que permanece muy desconocida en México. Dice que hay una poesía que nace del infrarrealismo y que él califica como de las mejores poesías nacidas en la segunda mitad del siglo XX en Latinoamérica.

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