La obsesión por la fragilidad humana del artista suizo Alberto Giacometti aterrizó hoy en el Museo Guggenheim de Bilbao con obras inéditas en España, una colección del artista que contribuyó con la revolución de la escultura en el siglo XX.

La exposición "Alberto Giacometti. Retrospectiva", presentada hoy a los medios es un exhaustivo estudio de la trayectoria del artista desde mediados de los años 20 en París, hasta sus grandes obras maestras, a principios de los años 60.

A través de más de 200 esculturas, pinturas y dibujos del autor la muestra, comisariada por la francesa Catherine Grenier, es resultado de una colaboración entre el Guggenehim de Bilbao y la Fundación Giacometti de París hasta febrero de 2019.

Antes de llegar a la ciudad española, "Alberto Giacometti. Retrospectiva" pasó por Quebec (Canadá) y el Guggenheim de Nueva York, pero en España reúne una serie de obras que no cruzaron el Atlántico por su extrema fragilidad.

Son seis figuras femeninas realizadas en yeso pintado en 1956 para la Bienal de Venecia , y que sólo se han mostrado dos veces desde la muerte del autor en 1966, y un grupo de figuras de mujer que fueron recién restauradas por la Fundación Giacometti que se muestran por primera vez tras su renovación.

La forma del escultor de abordar la figura humana, tanto de cuerpo entero, como sus famosas piernas, manos, cabezas y bustos, se ha convertido en uno de los motivos fundamentales del arte contemporáneo desde el final de la II Guerra Mundial, precisó Grenier en la presentación.

La comisaria sostuvo que otra de las características de la obra de Giagometti es "la universalidad" y "la atemporalidad" en la que se refleja la influencia que tuvo sobre el creador el arte egipcio y mesopotámico, "pero también el africano, con piezas como 'Mujer cuchara' (1927)".

A principios de los años 30, su obra "Bola suspendida", que se puede ver en la sala 206 del Guggenheim Bilbao, encandila al pintor surrealista catalán quien incita al fundador del movimiento, André Bretón, a reclutar a Giacometti en sus filas, apuntó Grenier.

La también directora de la Fundación Giacometti destacó la etapa en la que el artista abandona el surrealismo tras la II Guerra Mundial, cuando regresa al arte figurativo y comienza a estilizar sus esculturas, como en su primera obra esquemática "Figura entre dos casas" (1950), su icónica "Nariz" (1947), o su "Cabeza sobre varilla" (1947).

akc

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