En su nueva novela, el escritor y guionista , se impuso retos y tomó riesgos. Y es que “Extrañas” (Alfaguara, 2023) no sólo es una novela que sale de la Unidad Modelo, el universo en el que el autor del guión de “Amores perros” y “21 gramos” había centrado varias de sus obras, sino además porque se adentra en tierras y en una época lejanas, y porque se retó a escribir una novela sin uno solo que, ninguno; sumado a que no usa ninguna palabra que se haya acuñado después de 1790.

La historia incluso dista bastante de sus historias esperadas. Ocurre en la Inglaterra de 1781 y tiene como protagonista a William Burton, un joven noble que es heredero de un linaje de potentados, pero al conocer a una serie de criaturas “extrañas” lo obliga a repensar su destino. Esos seres deformes, sin capacidad de comunicarse (o eso parece), que son mantenidos como animales y expuestos a la intemperie, lo llevan a la medicina y a la ciencia, desde donde se plantea lo distinto, al otro, y a cuestionarse sobre la naturaleza de los seres humanos.

Esta novela “de formación”, que tiene a otro protagonista llamado Ryan, un hombre más de ciencia y con vocación por la medicina, llevará a Burton a iniciar un camino de aprendizaje sobre la vida, aunque también provocará el alejamiento definitivo de su familia. Una novela que lleva a Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958) a explorar desde otros territorios las entrañas de los seres humanos, como lo ha hecho en “El Salvaje” (2016), que obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura 2017, seleccionada en varios países como una de las mejores novelas del año, y “Salvar el fuego”, que le dio el Premio Alfaguara de novela 2020.

Guillermo Arriaga. Foto: Especial
Guillermo Arriaga. Foto: Especial

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En entrevista con EL UNIVERSAL, Arriaga, quien recientemente fue elegido por un panel internacional como uno de los cien mejores escritores de cine de la historia, habla sobre esta nueva novela que cuando la inició iba a ser una obra dividida en varias partes, una iba a suceder en Mongolia, en el año 1000, otra iba a suceder en Noruega, en 1600, otra iba a suceder en el México contemporáneo y otra iba a suceder en Inglaterra, pero sólo esa ocurrió.

¿Qué hizo que te quedarás en la Inglaterra del siglo XVIII?

Cuando empecé a escribir las historias, la inglesa fue la que empezó a cobrar más y más fuerza, y la verdad descubrí muchas cosas en torno al siglo XVIII. Es el momento en que da un salto mortal la ciencia, y toda la medicina avanzó a pasos agigantados. Los cirujanos a principios del siglo XVIII pertenecían al gremio de los barberos, era gente menor, pero en ese siglo la cirugía empezó a cobrar una visión completamente distinta. Con la Revolución Francesa que empapa todo el continente, se empiezan a cuestionar los designios divinos. La ciencia era hereje, a los galenos les decían “¿quién te crees tú para curar a un hombre que Dios ya decidió que debe morir? La decisión de Dios tiene que continuar”. La ciencia cuestionaba eso y entonces eran choques fuertes. Los científicos tenían que ser muy cuidadosos sobre cómo elaboraban su pensamiento porque podían ser juzgados como apóstatas.

¿Saliste de tu universo, pero además te impusiste retos?

Me puse reglas muy estrictas que me costaron mucho trabajo seguir: no hay un solo que en la novela, ni un aunque, ni un por qué. No hay ningún adverbio en mente. Parece fácil decir que no hay ni un qué, pero cómo resuelves: “el hombre qué pasó frente a mi puerta”, “Aunque no era quien yo creí que era”. Luego no usé palabras que fueran acuñadas después de 1790, y en una novela de medicina no puedo usar palabras como torso o consultorio o escalpelo. Tengo toda una lista de palabras que tuve que quitar. Hay quien creerá que escribo con faltas de ortografía, pero no son faltas de ortografía, es que así se escribía la palabra. Y también traté de que la puntuación fuera semejante a la del siglo XVIII, con las cajas tipográficas era muy difícil hacer la bibliografía.

Esas reglas a veces me pusieron retos tremendos. La palabra consultorio no existía. Palabras que en México se usan, no se usan en otros países, por ejemplo, charola.

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¿Pero están exploraciones de la naturaleza humana, la ambición, el deseo de poder, la diferencia social?

El cuestionamiento más profundo al que se somete al ser humano es cuando te enfrentas al otro, ¿quién es el otro? A partir de la rareza, de lo monstruoso, del fenómeno, aunque también de la cultura y la raza. Por ejemplo, algunos cirujanos experimentaban con personas de raza negra o con nativos porque los consideraban un paso intermedio entre el mono y el ser humano. Eran animales con un poquito de ser humano. Pero es el fenómeno, el monstruo, el raro, para ellos raro, monstruoso y fenomenal que empezó a cuestionar seriamente ¿quiénes somos como humanos?, y ese es el fondo de la novela. ¿Cómo interpretamos la relación con el otro? ¿Cómo nos vamos a relacionar con el otro que es distinto de mí corporalmente o intelectualmente?

¿Ese es el corazón de la novela, esas criaturas extrañas que a los “normales” les parecen monstruos?

En particular es la discapacidad. Ahorita ver a una persona con síndrome de Down lo entendemos, pero en esa época no se entendía, ¿qué son? El gigantismo, todas estas cuestiones que no sabían cómo vincularse con ellas, causaban morbo, repulsa, enojo, y lo situaban al igual que situaban a personas de otras culturas, en el limbo entre el animal y el humano, también estos eran situados en el limbo de lo animal y lo humano. Y ahí es cuando la ciencia empieza a cuestionarse, a raíz del otro, qué es el otro y cómo me voy a vincular con el otro.

¿El otro es lo extraño, las culturas diversas, incluso las clases sociales?

Es curioso cómo se organizaba la nobleza y cómo se justificaba; cómo se organiza que hay un rey y cómo se justificaba eso y pertenece a este mundo, el personaje principal pertenece a la nobleza y es heredero de muchas tierras. Son siglos de ellos mandar y los otros obedecer, son siglos de normas y de boato, y de pompa y de circunstancia, que este personaje empieza a cuestionarse: “yo realmente pertenezco a esto o no?, y son estos seres extraños lo que le hacen darse cuenta que él no quiere el destino designado. El protagonista empieza a cuestionarse a partir de este contacto con estos seres extraños y a partir de los balbuceos de algunos científicos.

Portada de "Extrañas" de Guillermo Arriaga. Foto: Alfaguara
Portada de "Extrañas" de Guillermo Arriaga. Foto: Alfaguara

¿Hoy, en el siglo XXI permanecen estas diferencias, siguen siendo extraños los otros?

En el fondo es una novela sobre la empatía, es una novela sobre la relación de ti mismo con la otredad. La ciencia y el viaje cuestionaron todo de manera brutal. ¿Tú sabes lo qué significó el invento del microscopio, por ejemplo? El microscopio cambió el modo de ver el mundo. ¿Sabes que disminuyó 80% el índice de mortandad a partir de que los cirujanos se lavaban las manos antes de operar? Y todo eso cuestionó todas las estructuras religiosas, políticas, sociales. Y este personaje cuestiona todo eso, cuestiona ¿por qué nos relacionamos así como el otro’, ¿por qué maltratamos, por qué torturamos, qué estamos siendo nosotros? Y lo que había sido la explicación divina empieza a ser una explicación humana, en lugar de estar viendo hacia arriba, empezaron a ver a ras de tierra, a los ojos de los otros, y ese es el cambio fundamental que trajo ese siglo y es el cambio que trae esta novela.

¿Aun con un universo distinto, tu búsqueda no cambia?

Mi único interés es, como en todos mis libros, contar una historia y contarla de la mejor manera posible. No sé qué efecto va a causar en los lectores, no tengo ninguna intención de dar un mensaje moral, no soy predicador, soy novelista. Hice mi mayor esfuerzo, trabajé durísimo.

¿Una gran investigación para “Extrañas” fue del lenguaje?

Sí, fue la mayor investigación que hice. Ahora ya sé cuáles son los grandes saltos del lenguaje que tiene el idioma español, casi te puedo decir en qué momento empieza el español a ser español, que es alrededor del 1100, donde se empiezan a usar las primeras palabras castellanas que se diferencian del latín, y de otros idiomas que derivan del latín como el inglés, el rumano, o hasta el inglés. Por suerte conté con una página de la Real Academia Española de la Lengua, que se llama Enclave RAE, que te dice cuándo se registró por primera vez una palabra. Tuve la suerte que el primer diccionario de la lengua española es de 1780, y aunque se supone que hablan inglés yo quise que todas las palabras fueran acuñadas antes de 1790. Son decenas de palabras que no pude usar, fue un trabajo bastante minucioso.

¿Fue un trabajo muy artesanal?, ¿hubo muchas versiones de “Extrañas”?

Uf, hubo muchas versiones de "Extrañas", todavía dos semanas antes de que se imprimiera hice 220 cambios; un día antes de que se imprimiera, le hablé a mi editora, y le dije “tengo 320 cambios, ¿puedo meterlos?” Fue un trabajo muy interesante para mí, la verdad.

¿Y luego de este viaje, para dónde vas?

No tengo idea. Ya empecé otra novela, pero también quiero dirigir cine. Estoy entre dirigir cine y otra novela. A ver qué viene.

¿Dirigir con tus hijos?

Mis hijos acaban de dirigir su primera película que yo escribí hace casi 30 años, estoy muy contento que hayan dirigido una obra mía y que yo haya sido productor, estoy feliz de la vida, son tremendos directores.

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