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El músico franco-estadounidense Yo-Yo Ma fue invitado al Museo Universitario del Chopo para conversar en torno a la pregunta: ¿Cuál es la responsabilidad de una capital cultural del siglo XXI en relación con las tradiciones locales y los problemas sociales?, y durante casi una hora escuchó algunas de las reflexiones de la directora del INBA, Lucina Jiménez; de la arquitecta Rozana Montiel; el artista plástico Pedro Reyes; el director del Museo del Chopo, Pacho Paredes; y la periodista Ana Sofía Rodríguez.

Pero entre el público todavía seguía vivo el recuerdo del chelista frente a casi 20 mil personas escuchando el Proyecto Bach, de hace unos días en la Plaza de la Revolución.

Así que el músico habló de cómo México lo hace sentir vivo, conectado a la Tierra, con el mundo a través de sus antiguas tradiciones y sus nuevas formas de pensar.

“Yo solía pensar que la cultura tenía que ver con un repertorio para chelos, con museos, con teatros, con danzas y con todo ese tipo de cuestiones, pero pensé que era momento de dejar de pensar así y comencé a considerar que la cultura es uno de los motores de la sociedad junto con la economía y con la política, así que pensé que tenía que trabajar para que a la cultura se le diera el mismo rango, que en una mesa la cultura discutiera entre pares con la economía”, dijo.

Y agregó: “Sin embargo, con el tiempo volví a cambiar de opinión y pensé en que la cultura tiene que ver con dos cosas, con la experiencia y con los experimentos. Todos nuestros conocimientos nos llegan porque hemos luchado para entendernos a nosotros mismos y a los demás”.

Para el músico, todo el conocimiento viene de la experiencia y es parte de la naturaleza.

“Todo esto requiere de una gran cantidad de imaginación, porque la imaginación es lo que hace más ciencia. Nuestro conocimiento llega al intentar entender nuestro ambiente”.

También dijo que los creadores artísticos son como científicos que hacen cosas precisas. “Un escritor, arquitecto, escultor, o director de museo trata de hacer algo específico, persigue una meta concreta, una meta interna, cosas que la gente todavía no puede evaluar, nosotros sabemos perfectamente que es importante tener una vida interna, todos necesitamos de contextos”.

Yo-Yo Ma también se dijo admirador del trabajo de quienes lo acompañaban en la mesa de diálogo, especialmente de la obra de Pedro Reyes, quien ha hecho instrumentos musicales con armas. Entonces, el escultor pidió que le llevaran el chelo creado con metralletas. El músico, de inmediato, quiso tocarlo.

“Seguramente es el peor chelo que has tocado en toda tu vida”, le dijo Reyes, pero Yo-Yo Ma no dejaba de sonreír, asombrado, maravillado. Un material hecho para destruir, lo habían convertido en un objeto valioso. “No es el peor, pero sí es el más pesado”, dijo. Y empezó a tocar, el rechinido del metal, sin ninguna afinación posible, era, en sus manos, música. “Hay mucha vida en ese instrumento, suena muy parecido a uno que hacen en Mongolia, si haces más como este podrías decir que tienes una banda”, dijo el músico.

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