Cuando la historiadora Violeta Tavizón abrió aquella antigua caja no podía creerlo. Sintió, dice, como si se hubiera sacado el muñequito de la rosca de reyes que alguna vez ocupó ese empaque.

Sin embargo, no había muñequito sino un documento que completaba el rompecabezas de su investigación sobre el primer museo mexicano abierto en la Revolución : se trataba del nombramiento de Manuel Pastrana , como director del Museo de Guadalupe, firmado por el entonces presidente Venustiano Carranza en 1917.

El documento venía junto con otros papeles sobre el recinto, abierto en Zacatecas "bajo el ideal constitucionalista y con el fin de conservar un importante acervo que el propio Pastrana había identificado, registrado y valorado previamente", explica el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un boletín.

El tesoro oculto en una caja de rosca de reyes
El tesoro oculto en una caja de rosca de reyes

A partir de 1886 y durante 40 años, Pastrana -pintor de profesión- "se dedicó a la formación de varias generaciones de jóvenes en el mundo del arte", indica el INAH. Pero su legado más importante, añade, "lo gestó siendo inspector de Monumentos, de la instancia creada en 1913 para registrar y conservar el patrimonio nacional: en el pueblo de Guadalupe, al que entonces se llegaba viajando dos días en tranvía desde la capital del estado".

El año pasado, el Museo de Guadalupe cumplió un siglo de vida con varias exposiciones y ahora su recorrido narra la historia completada a partir del contenido de una caja del bizcocho que cada Día de Reyes se parte en cientos de casas mexicanas.

El tesoro oculto en una caja de rosca de reyes
El tesoro oculto en una caja de rosca de reyes

sc

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