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En punto de las 12 horas de ayer, el artista urbano Edgar Mueller dio por concluida su obra Amor eterno en la Ciudad de México.

Se trata de una imponente obra de 900 metros cuadrados, dedicada al mito de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, que se exhibe frente al Monumento a la Revolución. Aunque originalmente estaba pensada exhibirse el domingo 17 de septiembre, diversos factores, entre ellos el clima, retrasaron la finalización de la pintura hasta ayer.

El tiempo de exhibición aún no está determinado pero se prevé que sea por más de un mes.

Minutos después del mediodía, la gente comenzó a rodear los retenes que resguardaban la obra del artista alemán para contemplar la pintura y cerca de la una de la tarde se abrió el acceso el público para que pudiera acercarse a tomar fotografías, algunas selfies y retratos cerca del aparente precipicio tridimensional.

El mismo Edgar Mueller trazó un par de huellas en el pavimento con pintura roja para que los asistentes pudieran situarse en el lugar exacto en el que su obra se aprecia mejor. El entusiasmo de los asistentes se reflejaba en la forma en que ladeaban la cabeza para capturar el sentido de la pintura. “Es un manantial que cae al fuego” decían unos; “son dos figuras que sostienen a los volcanes”, decían otros. De cualquier manera, Amor eterno no dejó indiferente a ninguna persona.

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