Jaime Ramírez El Bronco pasó de “independiente” a “codependiente” de Los Pinos. El gobernador de Nuevo León, que hizo historia en 2015 al ser el primero en ganar una gubernatura como candidato sin partido en la historia democrática del país, terminó entregándose a los brazos del presidente Peña Nieto y del PRI, partido en el que militó toda su vida hasta que la negativa de una candidatura lo empujó a explorar la vía independiente en la que, con el padrinazgo financiero de empresarios regios y hasta del narcofiscal de Nayarit, Edgar Veytia, preso en Estados Unidos por narcotráfico, se convirtió en un fenómeno político y electoral gracias a su manejo de las redes sociales.

Pero toda esa historia del personaje indomable, que cabalgaba contra la partidocracia y que fue capaz incluso de arrasar en una elección sin pagar “un centavo” de publicidad a medios tradicionales como la radio y la tv, ya quedó en el pasado. Hoy al gobernador de Nuevo León de Bronco ya nomás le quedó el nombre, porque no sólo se mueve, en su nueva aspiración presidencial como “independiente”, como parte del sistema político y aprovechando los recursos públicos que le da su cargo, sino que además hay señales claras de que Jaime Rodríguez pactó con el gobierno federal que apoyaran y alentaran su candidatura, a cambio de que él se concentrara en campaña en un sólo objetivo que para Peña y el PRI es prioritario y un tema de supervivencia política: quitarle el mayor número de votos posibles a Andrés Manuel López Obrador.

Ese es el único objetivo y misión real del Bronco que se dejó montar por Los Pinos: dividir y fragmentar el voto ciudadano, sobre todo de los inconformes y los antisistémicos que ven en López Obrador una opción de cambio. En la medida que más se fragmente el voto antipriísta y antisistema —como ya lo probaron en el Estado de México— baja el porcentaje de votación necesario para ganar la elección presidencial y eso favorece al PRI porque sigue siendo el partido con el mayor voto duro y estructura a nivel nacional.

Ese es el “servicio” que el mandatario nuevoleonés hará al sistema y a su candidato José Antonio Meade. Y a cambio no sólo está recibiendo apoyo efectivo y real para ser hoy en día el aspirante independiente que más firmas ha recabado con 625 mil, de las cuales la mayoría son “casualmente” del Estado de México donde lleva 127 mil firmas, incluso por encima del estado que gobierna, donde ha recabado 121 mil apoyos.

Pero eso no es todo, la negociación de Jaime Rodríguez con Los Pinos incluye un trato “especial” a su estado por parte de Hacienda, que de unos meses para acá ha enviado con prestancia y celeridad todas las partidas y recursos federales asignados al estado, cuando muchas otras entidades se quejan de atrasos y lentitud en la entrega de los recursos que les corresponden desde el centro. Hace unos días el secretario de Finanzas de Nuevo León, Carlos Alberto Garza, comentaba en confianza a periodistas locales que estaba feliz porque “nunca en los dos años del gobierno habíamos tenido tanto apoyo federal y tanta rapidez en la entrega de las partidas federales como ahora”.

Así que ya no hay duda de dos cosas: Jaime Rodríguez estará en la boleta de 2018 como candidato “independiente”, y al Bronco ya lo montaron y le pusieron un herraje que dice: “este cuaco es de la cuadra de Los Pinos”.

NOTAS INDISCRETAS... Dos rectores de dos de las principales universidades públicas en la Ciudad de México y a nivel nacional enfrentan señalamientos “delicados”. El primero es el rector Enrique Graue, a quien padres de familia que han denunciado al West Hill Institute de Santa Fe, por diversas irregularidades graves, se quejan de que el doctor que dirige la UNAM no ha hecho nada para retirar o investigar la incorporación y el reconocimiento de la máxima casa de estudios a la que ellos han denunciado como una “universidad fraudulenta”. Y es que los padres, que tienen interpuestas denuncias contra el West Hill de Santa Fe tanto ante la SEP como ante PGR, la CNDH y hasta el Conapred, sospechan que la apatía del rector Graue para proceder contra el instituto privado tiene que ver con “amistades y favores” de tipo político, porque el dueño del West Hill es nada menos que el empresario constructor Jaime María Rioboó Martín, que en su momento fue de los empresarios consentidos de Andrés Manuel López Obrador y el constructor de los segundos pisos. ¿Será que Graue tiene compromisos que van más allá de mantener el prestigio y el buen nombre de la UNAM para que no aparezca avalando a un Instituto que enfrenta denuncias hasta penales por incumplimientos e irregularidades en su actuación educativa?.. El otro rector al que acusan es al general de la UAM, Abel Peñalosa Castro, a quien académicos y profesores de esa casa de estudios señalan de haber “vendido” una candidatura para rector de la UAM-Xochimilco, la de Fernando de León, a la diputada federal por Morena, Patricia Aceves. La delicada acusación parte de que Peñalosa Castro se entrevistó hace tres semanas con la legisladora morenista, quien le ofreció gestionar 50 millones de pesos para las obras de reconstrucción del campus Xochimilco, a cambio de que el rector incluyera a Fernando de León en la terna que analiza desde ayer la Junta Directiva, que ya empezó las entrevistas con los candidatos a dirigir la UAM-Xochimilco. Lo cierto es que la semana pasada se comunicó a la UAM que cuenta con ese dinero para la reconstrucción, mientras que De León ya es candidato a pesar de que no recibió un solo voto de apoyo en el Consejo Académico de Xochimilco, y de todas maneras se incluyó en la quinteta remitida al rector general. También se menciona que la diputada Aceves pidió “cerrarle el paso” a Luciano Concheiro, amigo de López Obrador, quien después de estar considerado en la quinteta final fue misteriosamente eliminado. Morena hace política en la universidad pública comprando voluntades, dicen en Xochimilco... Los dados mandan Serpiente doble. Caída libre.

sgarciasoto@hotmail.com

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