Aunque en el PRI y el gabinete afirman que, en la definición del candidato a 2018 “aún no hay nada para nadie”, y sostienen que Peña Nieto engaña y confunde con su hermetismo hasta a sus más cercanos, casi todos los priístas de la cúpula coinciden en que los presidenciables con posibilidades reales en este momento son tres: Aurelio Nuño, Miguel Angel Osorio y José Antonio Meade. Muchos ya descartan al doctor José Narro y, a estas alturas, sólo algunos hablan de seis aspirantes que irían a una pasarela por los estados y organizaciones priístas y sociales, incluidos Enrique de la Madrid y José Calzada.

Pero nadie —ni él, que públicamente ha dicho que no le interesa— incluye ya en la lista al canciller Luis Videgaray. Bueno, casi nadie, salvo algunos voceros oficiosos —y socios— que hace unos días, en un intento de “revivir” al secretario de Relaciones Exteriores, volvieron a manejar la posibilidad de que Videgaray pueda ser “la opción” de Peña Nieto, en un supuesto escenario en el que todos los demás aspirantes del PRI (Osorio, Nuño, Meade, Narro y hasta De la Madrid) serían “damnificados políticos” por el sismo del 19-S y se quedarían en sus secretarías a atender la reconstrucción.


La pluma zalamera que veía al doctor Videgaray como auténtico “Lázaro”, resucitar de entre los muertos en la carrera priísta no se privó de decir que don Luis “sería muy buen presidente, el mejor sin duda” y, para disimular, incluyó en su lista de “sobrevivientes” a Manlio Fabio Beltrones, a quien veía “fuera de la contienda”, pero le sugería que si quería ser “una opción más para EPN”, le convendría “un gesto de humildad, tomar el teléfono y llamar a Videgaray para tomarse un café”. Así de oficioso pues.

Ayer en el Senado, Layda Sansores, con su lenguaje florido y hasta escatológico, también revivió las sepultadas aspiraciones del canciller, a quien dijo que su “servilismo” hacia Estados Unidos es “para que Trump lo rocíe con agua bendita o el yerno (Jared Kushner) lo corone de candidato”. Luego, la senadora de Morena, en una alegoría sobre la conocida frase que involucra a la política y la mierda, le dijo al titular de Relaciones Exteriores que él estaba dispuesto a “comerse un plato de caca”. La respuesta de Videgaray fue muy política: “Aunque no lo crea me da mucho gusto verla, senadora”, le contestó y tras defender a Peña Nieto y su política exterior, le diría a la campechana, entre aplausos priístas: “Podemos diferir, podemos tener opiniones distintas, pero yo la invito a que nos mantengamos ajenos a ese tipo de expresiones por el respeto que nos tenemos usted y yo”.

Entonces, ¿al canciller sí se le mueve la patita por el 2018, aunque todos lo vean bien muerto como presidenciable? O sólo es calentura de sus voceros.

NOTAS INDISCRETAS… La renuncia de Luisa María Calderón ayer por la noche, y antes la de José Luis Luege Tamargo, confirman que la fractura en el PAN provocará más bajas aunque éstas serán dosificadas, en un intento de los calderonistas de aumentarle el costo por la división al dirigente Ricardo Anaya. Pero no todos se van, algunos se quedan a combatir a Anaya; es el caso de los senadores Ernesto Cordero y Roberto Gil. El primero se encargará del tiroteo constante contra el dirigente y el segundo, dicen, buscará registrarse como candidato del PAN a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, nomás para aguarle su “Frente” a Ricardo Anaya. La guerra civil panista apenas empieza… A un mes del sismo que sacudió a Oaxaca y Chiapas el 7 de septiembre, la situación aún es complicada en varios municipios de los más pobres en ambos estados, aunque la ayuda federal y estatal sigue fluyendo. Un recuento oficial de lo hecho en Juchitán, el municipio más afectado del istmo, afirma que instalaron 11 albergues, 6 comedores, 21 cocinas comunitarias, 14 plantas potabilizadoras y se movilizó a 53 unidades médicas para acciones epidemiológicas. El responsable federal en Juchitán, el subsecretario de Gobernación, René Juárez Cisneros, en una tarjeta que envió al secretario Osorio, asegura que ya se regularizaron en Juchitán y en las comunidades oaxaqueñas afectadas los servicios de energía eléctrica, agua potable y comunicaciones, aunque reconoce que aún no vuelve totalmente la normalidad a esa zona afectada… En donde algo huele muy mal es en Chilpancingo. Y no sólo por la basura que se acumula en las calles de la capital guerrerense, ante la falta del servicio de recolección que no ha podido regularizar el alcalde Marco Antonio Leyva; lo que también apesta es que el edil no ha podido explicar qué pasó con los 12 millones de pesos que le entregó el gobierno estatal para regularizar el servicio de limpia. Lo malo para el edil Leyva Mena es que la pestilencia, la de la basura pero también la de los 12 millones, ya llegó hasta el Congreso local, y no tardan en llamarlo a que explique dónde quedaron esos recursos… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.

sgarciasoto@hotmail.com

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