Nunca fue una campaña en la que abundaran, precisamente, los recursos económicos; pero en las últimas semanas, sobre todo a partir de que las encuestas lo confirmaron en tercer lugar y en el mejor de los casos con posibilidades de pelear el segundo lugar en la contienda presidencial, el proselitismo del candidato del PRI, José Antonio Meade, ha visto cómo se recortan cada vez más las fuentes de financiamiento, tanto de dinero público, vía las ministraciones de su partido, como los apoyos monetarios o en especie de empresarios que estaban apoyando la campaña, pero que han comenzado a retirar esos apoyos ante la falta de expectativas reales de triunfo del candidato.

Colaboradores cercanos de la campaña priísta y algunos proveedores y consultores que no han recibido sus pagos a 20 días de que terminen las campañas, bajo la explicación de que “ya no tenemos recursos”, aseguran que la escasez de financiamiento se ha comenzado a reflejar en la decisión de algunos operadores electorales o del área de medios que ya están buscando moverse a otras opciones laborales o académicas, algunos incluso ya tramitando documentos y permisos para viajar al extranjero antes de la fecha de las elecciones del 1 de julio. A un consultor político que colaboró por varios meses en el “war room” que llevaba la estrategia de la campaña, de plano le dijeron en la coordinación de la campaña que no había con qué pagarle facturas por varios servicios y asesorías que había prestado.

Se habla también de varias deudas y compromisos económicos que no ha pagado la campaña de Meade, mientras que algunos de sus operadores que fueron enviados a coordinar en los estados de la República, se quejan también de que no fluyeron los recursos para respaldar la labor proselitista, mientras que hay candidatos a diputados que, en el mejor de los casos, dicen haber recibido aportaciones del CEN del PRI o de la campaña presidencial por apenas 70 mil pesos para su campaña de promoción del voto de los últimos tres meses.

Un caso comentado de primera mano a esta columna, fue el de un empresario que por amistad y cercanía con Juana Cuevas y con José Antonio Meade aceptó apoyar financieramente a la campaña y lo hizo puntualmente y por convicción con su proyecto durante varias semanas. Pero cuando comenzó a ver que varias encuestas arrojaban resultados similares sobre el posicionamiento del abanderado del PRI, decidió salir de dudas y mandó él mismo a levantar una encuesta con una empresa de su confianza que a él le había realizado ya varias encuestas y sondeos a nivel nacional sobre temas y situaciones de interés para sus negocios. La muestra que pidió incluyó a los 31 estados y la Ciudad de México y se levantaron un total de 30 mil cuestionarios. Los resultados que obtuvo en su sondeo a mediados de mayo preocuparon seriamente al empresario: López Obrador tenía más de 45% de intención de voto, Ricardo Anaya 28% y José Antonio Meade 15% en ese momento. “¿Qué hago —preguntó el empresario a un político amigo suyo— me da mucha pena, pero voy a tener que hablar con ellos y comenzar a dejar de darles recursos”.

Finalmente las versiones de un supuesto “pacto” entre la presidencia de Peña Nieto y el candidato puntero de Morena, Andrés Manuel López Obrador, aunque son rechazadas rotundamente en el PRI y en su cuartel de campaña, sí impactan en el ánimo y en la percepción de que desde el mismo gobierno peñista también han disminuido los apoyos al proselitismo del candidato y que las “llaves” del sistema por las que debían fluir ciertos apoyos para la campaña presidencial han comenzado a cerrarse cuando quedan aún tres semanas para el cierre definitivo del proselitismo.

¿Será que Peña Nieto ya perdió la fe en su candidato?

NOTAS INDISCRETAS… Lo interesante de la votación de ayer en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, más allá de las validaciones a Miguel Ángel Mancera y a Napoleón Gómez Urrutia como candidatos, que ya sabíamos que vendrían, es la “nueva mayoría” que tomó forma ayer en el máximo tribunal electoral. Y es que después del polémico fallo del Bronco y su candidatura tramposa, para muchos se encendieron las alarmas ante la existencia de un bloque mayoritario “pro-gobiernista” formado por los cuatro magistrados que avalaron la postulación independiente del nuevoleonés. Pero fue tal la crítica y el golpeteo contra el Trife por ese fallo, que al parecer los equilibrios internos cambiaron y ayer, en los fallos sobre Mancera y el Napito, pareció emerger una nueva mayoría de 5 magistrados, a saber Janine Otálora, Felipe Mata, Reyes Mondragón, Indalfer Infante y Felipe Fuentes. Es decir que los magistrados José Luis Vargas y Mónica Soto se quedaron solos del lado “gobiernista”. La pregunta que algunos se hacen es si esa “nueva mayoría” del Tribunal Electoral, que atribuyen a la operación de la presidenta Otálora, no será más bien “obradorista”?... Se detienen los dados. Otra Serpiente.

sgarciasoto@hotmail.com

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