El domingo, en Tijuana, el resto de los candidatos presidenciales, sobre todo Ricardo Anaya y José Antonio Meade, podrían tener la última oportunidad real y tangible de modificar las percepciones actuales de la contienda y evitar lo que, según las últimas encuestas conocidas, se ve cada vez más como una “escapada definitiva” del puntero Andrés Manuel López Obrador. Porque aún con un numero importante de “indecisos”, cuya cifra varía entre el 28 y el 35% de los posibles votantes, cada vez se generaliza más la percepción de una sola “campaña ganadora” y se antoja más difícil que fenómenos como el aún incipiente “voto útil” o la anunciada resurrección de la dividida maquinaria priísta, puedan alcanzar para revertir ventajas que hoy van de los 20 puntos entre el primero y el segundo lugar y hasta 26 puntos (más de dos a uno) de diferencia entre el puntero y el tercer lugar.

Prácticamente, por más que en sus encuestas atípicas y sus discursos triunfalistas los equipos de Anaya y Meade quieran generar la idea de que aún pueden dar “el campanazo” y hacer el milagro no sólo de alcanzar sino también de pasar a López Obrador, la realidad es que a 45 días exactos de las votaciones no se ve claramente cómo puedan lograrlo, por más que los escenarios más realistas hablen de una tendencia a disminuir la ventaja del primer lugar conforme se acerque el día de la elección e, incluso, en el mejor de los casos para ellos, acortar la distancia final para llegar a un resultado más cerrado en la jornada comicial; pero de eso a que a Andrés Manuel lo tengan hoy, justo a la mitad de las campañas, “a tiro de piedra”, es una falacia total.

Es cierto que en el papel y por la experiencia del primer debate, en Tijuana las condiciones y los temas lucen favorables para el candidato de Por México al Frente y al abanderado del PRI. El panista porque su desempeño, frío, preparado y directo en el primer encuentro en el Palacio de Minería —aún con las imprecisiones y datos fake que se le documentaron después— lo coloca como el favorito para tener el mejor desempeño y lucimiento en este debate, y el priísta porque los temas a tratar: seguridad transfronteriza, comercio internacional, inversión y migración están en la esfera de su experiencia y trayectoria, es el que mejor los domina de todos los candidatos y porque una vez más, Meade vuelve a tener la oportunidad, quizás la última, de salir del tercer lugar al que parece confinado y aspirar a cumplir su objetivo de alcanzar el segundo sitio en las encuestas.

López Obrador, mientras tanto, quizás no esté en sus mejores temas y, si vuelve a salir como en el primer debate, improvisado y apático, y sólo preparado para resistir el ataque conjunto de todos, tal vez no salga tan bien librado como en el primer ejercicio, porque esta vez enfrentará además preguntas directas y espontáneas del público y ya sabemos que el manejo de los tiempos y su hablar tan pausado no son su fuerte a la hora de responder a los cuestionamientos. Sin embargo, a favor del tabasqueño podría estar el ambiente en la ciudad fronteriza, una de las regiones en donde más ha crecido en simpatías en intención del voto, según los últimos sondeos.

De Margarita Zavala lo más seguro es que vuelva a profundizar en el que fue su mayor acierto en el primer debate: asumirse como la única mujer en la contienda y apelar al discurso de género, luego de que su narrativa como “ciudadana independiente” no ha tenido el eco que esperaban sus estrategas. En contra, la ex primera dama volverá a tener la pesada losa del apellido Calderón que, si no deja de lado, puede consumirle nuevamente sus tiempos y ocasionarle críticas. Y sin duda el principal reto de Margarita es mejorar su dicción y coherencia, pero sobre todo su seguridad, al momento de expresar sus ideas y propuestas. En el caso de Jaime Rodríguez El Bronco, es de esperarse que vuelva a dar la nota en materia de propuestas estridentes; que insista en el tema de “cortar las manos” a ladrones hasta con propuesta de reforma constitucional y que, en una de esas hasta suelta la bomba de la pena de muerte que analizan sus asesores.

Al final es previsible que se repita la misma dinámica del primer debate, de “todos contra el puntero”, aunque con la atenuante de las preguntas de los ciudadanos que le darán una variante a este ejercicio inédito en las contiendas presidenciales. En todo caso, Tijuana y el campus de la Universidad Autónoma de Baja California, se convertirán literalmente en la “Aduana” fronteriza que puede significar para los candidatos la puerta de entrada, para un “escape definitivo” en el caso de Andrés Manuel López Obrador; para un “estirón real” de Ricardo Anaya en las encuestas que lo acerque a su objetivo de hacer realidad la “contienda de dos” hacia el último mes de campañas; y para una “migración difícil, pero posible” de José Antonio Meade del tercero al segundo lugar en la carrera presidencial. ¿Quién de los tres pasa la aduana?

sgarciasoto@hotmail.com

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