Para ser un partido en el tercer lugar de las encuestas, repudiado por la sociedad y desgastado por el ejercicio del poder, el PRI está bastante revolucionado. Este fin de semana, cuando aún estaba fresca la fractura del PAN por la renuncia de Margarita Zavala, un documento que circuló entre priístas de la cúpula y llegó a las redes sociales, provocó una revolución en el viejo partido ante un supuesto intento de “madruguete” desde la dirigencia nacional para apurar la definición de un método controlado para elegir candidato presidencial del tricolor.

El documento en cuestión, una “orden del día” de la reunión de Consejo Político Nacional que habrá este miércoles en la sede nacional priísta, mencionaba 6 puntos a tratar en el órgano interno, entre ellos, el punto 3 referente a la renovación de varias comisiones internas con funciones importantes como la Comisión Política Permanente y la Comisión Nacional de Procesos Internos y la de Postulación de Candidaturas. La sospecha que eso despertó causó una movilización interna de grupos y corrientes, sobre todo por el punto 4 que hablaba de una “Propuesta para seleccionar el procedimiento estatutario para postular al candidato a la Presidencia de la República y Autorización del CEN para emitir la convocatoria para el Proceso Electoral Constitucional de 2018”.

La premura con que se convocaba a esa reunión de consejo para definir un método de elección del candidato presidencial y para cambiar a los integrantes de las “comisiones” relacionadas con los procesos internos y la selección de candidatos, llevó a muchos priístas a sospechar que se “preparaba el terreno” para un “dedazo” con dedicatoria desde Los Pinos. “Van a concretar su imposición cerrando todos los espacios para tener control absoluto de la decisión y desechar cualquier disidencia o reclamos de democracia interna”, decía la noche del sábado un ex dirigente nacional priísta.
La desconfianza corrió como reguero de pólvora en el viejo partido. Figuras como Ivonne Ortega o Ulises Ruiz comenzaron a reaccionar con reclamos a la dirigencia nacional de Enrique Ochoa por un “intento de imposición” y hasta hablaron de “un acto de traición”. La presión llegó al punto de que, desde el CEN priísta, salieron a desmentir la veracidad de la Orden del Día filtrada a las redes y, aunque confirmaron la renovación de las comisiones, incluidas las que tienen que ver con selección de candidatos y procesos internos, negaron que el miércoles se vaya a discutir sobre el método de selección del candidato presidencial.

Sin embargo, fuentes del mismo CEN del PRI aseguraron que, si bien no será materia este miércoles, el tema del método para elegir al candidato presidencial ya se encuentra perfilado y será por “Convención de Delegados”, un método que, si bien permite la participación de varios aspirantes y una votación interna, garantice al partido (y, sobre todo, al presidente Peña Nieto) un mayor control sobre la definición del candidato. La propuesta de una elección abierta con voto directo de la militancia, dijeron las fuentes priístas, está descartada. “No hay madruguetes, es cumplir con el estatuto. De cuando acá creemos en la democracia. El costo sería altísimo y le restaría aún más posibilidades al partido ante el riesgo de divisiones y fracturas”.

Así es que, con todo y que muchos lo vean totalmente perdido, a partir de su tremendo desgaste y su tercer lugar en las encuestas, el dinosaurio no pierde la esperanza. La efervescencia que se vive al interior del viejo PRI, en vísperas de la decisión del gran elector, y de saber si optará por un tecnócrata externo como José Antonio Meade, un joven inexperto pero cercano a su afecto como Aurelio Nuño, o un político experimentado pero fuertemente golpeado por sus propios compañeros de gabinete como Miguel Ángel Osorio Chong, es síntoma de dos cosas: la primera que, a pesar del negro panorama en contra, el presidente y el priísmo aún creen que no todo está perdido; y la segunda que, tal como ya ocurrió en el PAN, la amenaza de fractura —evidente o silenciosa— sigue latente en el viejo partido y la podría provocar el sentido de la decisión que tome Peña Nieto.

NOTAS INDISCRETAS… Dos cosas destacaron del concierto de anoche en el Zócalo: la asistencia masiva de la gente ante un atractivo cartel musical y una convocatoria gratuita, y el tono crítico y, por momentos duro, de los cantantes en contra del gobierno. “Nuestros gobernantes desaparecen cuando más los necesitamos”, dijo Julieta Venegas ante el aplauso aprobatorio de la gente. Y, como ella, varios de los participantes dirigieron fuertes mensajes cuestionando la actuación del gobierno en los recientes sismos y destacando más la participación social. Moraleja: si algún brillante asesor pensó que “pan y circo” era suficiente para calmar los ánimos de la población, se equivocó. “Estamos Unidos Mexicanos” pero contra el gobierno… Los dados abren con Serpiente. Semana complicada.

sgarciasoto@hotmail.com

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