En las semanas previas a su determinación de presentarse como candidata independiente, Margarita Zavala dudó ante una triple ruta: presionar al PAN por un modelo de postulación que le favoreciera; hacerse a un lado y rescatar a su partido tras un eventual desastre electoral, o crear un colapso al panismo que implicaba renunciar a una militancia que cultivó más de tres décadas, desde los 16 años de edad.

Su resolución será referencia obligada en la historia de la contienda de 2018. Pero la señora Zavala es un personaje que encara otros dilemas clave. Al menos cinco de ellos le exigirán pronta atención.

1.—El legado Calderón. Margarita Ester Zavala Gómez del Campo (Ciudad de México, 1967) deberá explicar sin las ambigüedades con que lo ha hecho hasta ahora, si se deslinda o no de muchas de las políticas criticadas a su esposo, el ex presidente Felipe Calderón. No sólo su estrategia en materia de seguridad pública, sino la sujeción hacia Estados Unidos; la tolerancia ante la corrupción de los gobernadores, incluso el panista Guillermo Padrés, de Sonora, o el manto de protección extendido a los monopolios en México. Y de paso deberá dar la cara sobre los negocios de su hermano Diego Zavala con “Hildebrando”, entre otras empresas suyas que siguen operando.

2.—La fuerza propia. Su libro autobiográfico (Mi historia, 2016) presenta a Margarita como una mujer orgullosa de sentirse autónoma; una feminista de nueva generación; una política con ideas y logros propios. Pero en su texto acepta que durante los años en Los Pinos debió mimetizar su imagen con la de su esposo. Aunque dice que “fue duro”, debió “calcular, discurrir y actuar 24 horas en función de otra persona; que otro fuera el centro de todo”. Nunca explica quién se lo pidió, o por qué lo aceptó.

Hubo, ciertamente, otra primera dama, poco conocida. La que sin prensa ni cámaras acompañaba a comunidades en crisis, como a los padres de 16 muchachos asesinados durante una fiesta en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, en 2010; a deudos de los 54 vecinos masacrados en el atentado incendiario contra el “Casino Royale” en Monterrey, en 2011. O a las familias de los 49 niños y bebés muertos y más de 100 quemados en 2009 en la guardería ABC de Hermosillo, cuya directiva era Marcia Gómez del Campo Tonella, prima lejana de Zavala pero, también, sobrina del entonces gobernador, el priísta Eduardo Bours. Marcia fue primero detenida y finalmente exonerada, lo que fue considerado un acto de impunidad.

En toda la historia de Margarita se cuela, inevitable, la pregunta: Como política, como candidata, como presidenta de la República, ¿de qué manera nos convencerá que tiene la fuerza, la entereza de ser realmente autónoma; que no representa la reelección de su esposo?

3.—¿Conservadora o moderna? Desde su creación, en el PAN confluyen dos proyectos: Una visión conservadora, incluso de extrema derecha, encarnada en uno de sus fundadores, Efraín González Luna. Su ideario eran las encíclicas papales y, a veces, las prédicas fascistas europeas. El contraste fue otro padre fundador, Manuel Gómez Morín, empresario, forjador de instituciones, moderno. Las frecuentes crisis internas en los casi 80 años del blanquiazul han tenido a herederos de ambos bandos. Zavala muestra un discurso fresco, pero su herencia familiar es conservadora y clerical. Durante el calderonismo tuvo cercanía con grupos evangélicos, incluso algunos bajo sospecha como la “Iglesia sobre la Roca”, de la activista Rosi Orozco y su esposo. ¿Cuál es la ideología de Margarita, incluso en temas de religión?

4.—Las propuestas reales. No bastará ya con llamar a que la política sea modelo de honestidad. No será suficiente condenar en pláticas privadas la corrupción de líderes panistas como Ricardo Anaya y Santiago Creel; exhibir a los “transparentemente corruptos” políticos del PRI. O llamar a López Obrador “político del odio”. Los esbozos que permiten sus artículos en EL UNIVERSAL no son un programa de gobierno ni ayudarán en debates públicos, mucho menos si evade temas duros como economía, derechos sexuales y reproductivos, aborto… ¿Qué propone hacer y cómo?

5.—Margarita, esa desconocida. Nieta de un seguidor de Juan Andreu Almazán, el político pronazi arrollado electoralmente con las viejas artes en 1940. Hija de madre panista y católica con la que leía y discutía la Biblia, pero que también la hizo aficionarse al futbol americano. Maestra por años en el mismo colegio de monjas en el que dio clases su madre. Quinta de siete hermanos. Madre de tres, a los que en la época de Los Pinos les pedía entender que le habían “prestado” a su papá a México. Chica scout que, siendo casi una niña, se vislumbró panista tras escuchar una charla de Carlos Castillo Peraza, quien muchos años después sería tanto el tutor como el más duro crítico de su esposo. Influida cercanamente por Luis H. Álvarez y Salvador Nava, que la convencen de entrar al PAN, donde a los 17 conoce a Felipe Calderón. Diputada capitalina (1994-1997) y luego federal (2003-2006). Amiga y aliada de mujeres políticas de múltiples ideologías…

Con alto nivel de conocimiento ciudadano, colocada en los primeros tres lugares en todas las encuestas para el 2018, Margarita Zavala sigue siendo un personaje por descubrir.

rockroberto@gmail.com

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