La definición de candidaturas presidenciales en todos los partidos y coaliciones está comprendida ya en el horizonte de los próximos 45 días. Los estudios disponibles hasta el momento anticipan nombres y posiciones en la línea de arranque inicial: Andrés Manuel López Obrador, que hoy captura una tercera parte de las intenciones de voto, y José Antonio Meade, que con una quinta parte en este momento, es el priísta más competitivo contra el tabasqueño.

En el largo lapso que nos separa de agosto de 2015 (más de dos años), una detallada encuesta ha circulado profusamente entre la clase política y medios de comunicación; fue publicada y discutida en múltiples espacios, incluido éste. En forma constante su autoría fue atribuida a la Presidencia de la República, como se identifica en la carátula del propio estudio. Ello nunca fue desmentido públicamente, pero de manera extraoficial se sugirió que el verdadero autor del reporte era la Secretaría de Gobernación, en particular su agencia de inteligencia política, el Cisen.

La tarde de este lunes una nueva versión de este meticuloso estudio empezó a ser difundida con la puntualidad regular. Por la noche se difundió que el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, desligaba a la Coordinación de Opinión Pública de Los Pinos de esta encuesta, sin saberse si ello incluía al resto de la estructura gubernamental.

Singularmente, los cortes sucesivos de esta encuesta han venido coincidiendo con otros reportes en este campo, algunos públicos y otros reservados para el conocimiento de sus contratantes, lo que incluye a líderes partidistas y a grupos empresariales. Es por ello que resulta oportuno acercarse a sus datos.

Los “careos” que ofrece el estudio en cuestión presentan por vez primera en más de tres años, a Miguel Ángel Osorio Chong (que lograría 19.4%) por debajo de Meade. La explicación es una sola: el factor Margarita Zavala, virtual candidata independiente, cuya presencia hunde al secretario de Gobernación, pero es relativamente contenida por Meade Kuribreña, que fue un funcionario clave durante la administración de Felipe Calderón.

Esta encuesta empieza a develar el efecto que puede tener la señora Zavala en el proceso electoral, pues ha sido acusada en su anterior partido, el PAN, e incluso entre su círculo cercano de amistades, de que será un factor que acabará beneficiando al PRI y su candidato.

Nada en las cifras que se tiene hasta ahora a la vista valida lo anterior. Aun si las simpatías que Zavala ha acumulado se mantuvieran en torno al 20%, la eventual dispersión provocará que quien lidere la contienda, sea quien sea, disponga frente al segundo lugar una ventaja casi imposible de remontar.

Si la elección fuera hoy, López Obrador estaría varios millones de votos por encima del todavía secretario de Hacienda. Tal ventaja podría explicarse porque el primero lleva 15 años en campaña por la Presidencia de la República, pero hoy es un misterio la medida en que Meade pudiera remontar la actual diferencia.

La encuesta aludida impone un velo de incertidumbre sobre cuál entre dos figuras panistas representa el candidato más competitivo, ya sea en Acción Nacional en sí mismo, o en un frente opositor que hasta ahora incluye al PRD y a Movimiento Ciudadano (MC).

Si imaginamos una boleta electoral con AMLO, Meade y Zavala, quien daría mayor pelea es el ex gobernador poblano Rafael Moreno Valle, con 18.06% de los votos si los comicios fueran hoy, mientras que el actual dirigente del blanquiazul, Ricardo Anaya, alcanzaría 17.4%. Es decir, la señora Zavala le quitaría más votos a Anaya de los que le restaría a Moreno Valle.

Cuando se acerca la mirada a lo que ha ocurrido con el paso de los meses entre Anaya y Meade se pueden hallar más datos. En el lejano agosto de 2015, cuando este estudio dio inicio, el líder panista tenía 6.41% de las intenciones del voto mientras que Moreno Valle concentraba el 12.8%.

El queretano empezó a crecer en forma consistente y dejó atrás al mandatario poblano. Pero algo ocurrió desde el otoño de 2016 a la fecha que Anaya se estancó y Moreno Valle fue avanzando no sin trabajos, hasta cerrar ambos virtualmente empatados.

No es mucho lo que puede decirse de otros actores de ese Frente, en particular del PRD y mucho menos MC. El candidato perredista mejor posicionado es el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, por quien se inclinan 39% de quienes se identifican con ese partido. Pero en una contienda abierta el señor Mancera no alcanzaría ni 7% de los votos, muy cerca del tope que parece tener ya su partido en las predilecciones ciudadanas.

En lapso mínimo de las próximas semanas sabremos en qué medida estos reportes se acercaron a la realidad. Lo que sí han logrado ya es poner a muchos en típico borde de un ataque de nervios.

rockroberto@gmail.com

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