Es monumental la arbitrariedad que el Senado estuvo dispuesto a cometer para cumplirle a Manuel Velasco Coello el capricho de ser, a la vez, senador de la República y gobernador en Chiapas.

La Constitución mexicana prohíbe sin flexibilidad lo que la Cámara Alta le regaló a este poderosísimo mexicano. Es oficial: el güero Velasco está por encima de la ley.

La Constitución mexicana prohíbe que una misma persona ocupe dos cargos de elección al mismo tiempo. Se trata de una medida de control para evitar la acumulación de funciones, y por tanto de poder, en un mismo individuo.

El artículo 125 de la Carta dice que “ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular, ni uno de la Federación y otro de una entidad federativa que sean también de elección”.

El martes este artículo constitucional quedó sepultado, lo mismo que el 116, propuesto en 1917 por Venustiano Carranza, el cual dice que “los gobernadores de las entidades, cuyo origen sea la elección popular, ordinaria o extraordinaria, en ningún caso y por ningún motivo pueden volver a ocupar ese cargo, ni aún con carácter de interinos, provisionales, sustitutos o encargados de despacho”.

Al concederle licencia al senador más güero, sus colegas legisladores violaron sin empacho estos dos artículos y con ello permitieron que Manuel Velasco presumiera en simultáneo el cargo de legislador con licencia y gobernador sustituto de Chiapas.

Los adjetivos importan poco, que sea con licencia no le quita lo senador, y que sea sustituto no le quita que antes haya sido gobernador electo popularmente.

Miguel Ángel Osorio, del PRI, y Ricardo Monreal, de Morena, argumentaron que “nadie tiene derecho a negarle a un senador separarse del cargo (sic)”.

Esta afirmación es falsísima: porque no se trata de un derecho sino de un permiso, la Constitución prevé que la licencia deba ser aprobada por la mayoría de los senadores; y este procedimiento se justifica porque, al analizar los motivos de la solicitud, los legisladores evitan precisamente que detrás de la separación del cargo haya motivos contrarios a la Constitución, como por ejemplo traicionar los artículos 116 y 125.

Si tuvieran razón Monreal y Osorio —si la licencia al cargo de senador fuera un derecho inalienable— entonces no sería necesario que el Senado hiciese nada. Bastaría con que al legislador se le inflamaran las amígdalas para renunciar, o separarse del cargo, sin que sus colegas tuvieran que decir, discutir ni votar nada.

Porque la aprobación de la solicitud de Velasco iba a hacer posible que el güero sumara dos cargos a la vez, y porque está también prohibido que sea gobernador sustituto, es que la Mesa Directiva del Senado hizo lo correcto cuando se opuso, en una primera votación, a los deseos del ecologista más poderoso del país.

Pero los recién estrenados senadores de la 64 legislatura no toleraron por mucho rato haber actuado bien y entonces se inventaron un truco nunca visto en la Cámara Alta: promovieron una segunda votación sobre el mismo tema en la misma sesión.

Al museo de la impunidad mexicana le faltaba esta joya: como durante la primera votación no salieron las cosas como Velasco quería, entonces el güero ingresó por segunda vez la misma solicitud de licencia, y como el tema era urgentísimo para la República, sus colegas paleros decidieron introducirlo otra vez en el mismo orden del día, por la puerta de la cocina —acaso del clóset o de la coladera— y así lograron revertir la prudencia legislativa de la resolución anterior.

En esta columna no hay lugar para la lista de arbitrariedades que Manuel Velasco cometió contra la Constitución de Chiapas, el pasado 24 de agosto, y que son la otra parte de la ecuación para logar que su capricho de ser el primer gober-senador de la historia contemporánea mexicana pudiera cumplírsele.

En Chiapas las cosas están que arden porque el güero, como la mayoría de los güeros en nuestro país, hace lo que se le da la gana; y también porque los morenos, lamentablemente, se volvieron sus vergonzosos cómplices.

ZOOM: Hay una petición en change.org que cuenta con más de 13 mil 500 firmas solicitándole a Andrés Manuel López Obrador que combatiera la impunidad de Manuel Velasco Coello. Hay también cinco diputados de PVEM que entregaron incondicionalmente su voto a Morena a cambio de que sus legisladores abrazaran a este peculiar personaje del nuevo imperio mexicano.

www.ricardoraphael.com@ricardomraphael

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