“Hay magia en el banquillo”, ese fue el título de mi primera columna en este diario, ya pasaron algunos meses de ello, fue justamente después de la final de la Liga de Campeones de la UEFA, maravillada por lo mostrado por el Real Madrid ante la Juventus, le dediqué unas palabras a él, al Mago, al estratega, al gran jugador, que convertido en técnico, había colocado después de muchos años a los merengues en la posición reinante, tanto en el futbol español como en el de toda Europa.

Ocho meses después, la historia ha cambiado, la magia se ha extinguido, el Real Madrid, ganador de cinco títulos en 2017, ha desaparecido; ¿está el Real Madrid en crisis?, sí y no hay forma de ocultarlo.

Los merengues tienen el peor registro de los últimos años; La Liga se ha perdido, no hay forma de aspirar al campeonato, en la Copa del Rey se han mostrado opacos, arañan posiciones para asegurar su participación en Champions League la siguiente temporada y el futbol que muestran en el terreno de juego no da esperanza de volver a ver a los madridistas celebrar levantando la Orejona.

Toda el hambre el año anterior fue sucumbida, el equipo ha mostrado su peor cara, lejano del nivel y debajo del juego que debería tener un equipo con semejante plantel, el Real Madrid está a nada de tocar fondo, la fórmula del “pienso positivo” ya no pesa en el vestuario y el Bernabéu ha tenido muy poco que celebrar.

Los malos números también acompañan a Cristiano Ronaldo, que atraviesa su peor momento, cuatro goles son los celebrados por el portugués al momento, y sigue firme como titular aún ante la baja de juego, y no es el único jugador del plantel que registra una baja de juego, Benzema, Kroos, entre algunos otros, no muestran ni la mitad de lo realizado el torneo anterior.

Sin plan B, sin una fórmula que restablezca el camino hacia el triunfo, con un sistema táctico predecible ante el rival y sin alternativas, Zinedine Zidane debe buscar en la chistera, reencontrar su magia, esa misma que lo consagró en Cardiff, aunque probablemente sea muy tarde ya, y como dicen por ahí: “la magia no está en el truco, ni siquiera en el mago, siempre está en la mirada de un espectador ilusionado”, probablemente esa magia no existió y fue sólo simple ilusión.

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