Hace menos de tres décadas estaban sumergidos en una de las guerras más terribles de los años recientes. Hoy, aún con el recuerdo de esas heridas, comparten un objetivo: hacer crecer al turismo. Esta industria rescató a los croatas y por eso la cuidan. Representa nada menos que el 24 por ciento del PIB. Sus 4 millones de habitantes recibieron en 2017 a 18.5 millones de visitantes. Todos se benefician directa o indirectamente de esa gran derrama económica, por eso no solamente quienes se dedican a ella la promueven.

En México los números que arroja esta industria son también una buena noticia. Es un sector con un crecimiento que duplica el promedio internacional y que no ha parado de ampliar y mejorar su oferta. De acuerdo a la Secretaría de Turismo, 39 millones de visitantes extranjeros llegaron al país en 2017. Además de las cifras históricas en cuanto a recepción de viajeros de todo el mundo, se han rebasado los récords de captación de divisas.

En el caso croata hay problemas como saturación y falta de infraestructura, pero hay también aspectos de los que podríamos aprender para mejorar aún más los buenos resultados logrados hasta ahora. En sus hoteles y restaurantes se usan productos locales y se ofrecen vinos y alimentos de la región. En México esto no siempre ocurre. Es ahí, en la adquisición de los insumos del sector turístico mexicano, en donde hay un gran potencial. Estamos hablando de 9 mil millones de dólares anuales, pero el 60 por ciento de esos insumos se importa.

La Secretaria de Turismo impulsó un programa para capacitar a productores mexicanos buscando que estos estén a la altura de los estándares de calidad de las cadenas internacionales. Es un buen avance. Faltan los incentivos para que esos productos sean adquiridos y entren a la cadena de valor de la industria. Los visitantes ya están. Hay que ofrecerles lo bien hecho en México.

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