No hay nada qué hacer. Hay un axioma que aplica para todos los momentos de nuestras vidas, tanto en la personal como la profesional: cuando la cabeza no está bien, el resto del cuerpo no puede estarlo.

En otras palabras, cuando los que deciden no saben lo que hacen, generan una confusión y desconcierto general que no ayuda a nadie. Las cosas así nunca llegan a buen puerto.

Después de 35 años nefastos de Julio Grondona al mando de la AFA (Asociación del Futbol Argentino), donde todo se hacía de acuerdo a lo que ordenaba El Padrino, pasaron ya tres diferentes presidentes en los tres últimos años, y el caos se extendió a los entrenadores donde ya pasaron Gerardo Martino, Edgardo Bauza y ahora Jorge Sampaoli. Para colmo, ante este vacío de poder, un grupo de jugadores europeos se empezaron a creer los dueños de la selección. Un descalabro llamado Argentina

Algunos periodistas hablaban en Argentina de que la selección era de “Messi y sus amigos”, donde este grupo decidía lo que se tenía que hacer. Ejemplos hay y muchos, pero algunas actitudes de ellos son detestables: ayer después del partido ninguno de los jugadores tuvo la decencia de hablar con el periodista del canal TyC Sports (que muestra los partidos en Argentina): pasaban en fila uno detrás del otro, literalmente al lado del periodista en la puerta del vestuario. Ninguno se paró para dar la cara y hablar con la gente.

Cuando jugaron un partido en la ciudad de Córdoba (en el centro del país), en lugar de quedarse en un hotel en el centro de la sede para estar cerca de la gente, se fueron a un Hotel Resort fuera de todo contacto. Esta desconexión con el país futbolero existe y la gente lo siente. Pero a estos jugadores no parece importarles en absoluto.

Y la barrabasada mayor fue ayer: en la búsqueda de soluciones futbolísticas, los dirigentes y los jugadores deciden jugar en La Bombonera, porque el estadio Monumental era “frío”. Obviamente que todo terminó como debía terminar: la cancha no tenía nada que ver. Se empató con Perú sin goles.

Con Argentina hoy no se puede hablar de futbol ni hacer un análisis. Porque lo que se ve en la cancha es un reflejo del desastre que existe detrás de las escenas y la desorganización general. Los milagros existen, y la albiceleste tiene a Messi, pero ésta no es la manera de hacer las cosas. Con improvisación y desorden nunca se puede llegar a nada

Google News

Noticias según tus intereses