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No se trata de hacer leña del árbol caído, porque lo dije en su momento y lo reitero ahora: Paco Jémez no es un ganador. No lo fue en España y tampoco lo fue en México; de hecho, se va con más pena que gloria y pasa a formar parte de la enorme lista de desatinos celestes.

Después de dos torneos podemos concluir que Paco Jémez fue:

Más agresivo en el micrófono de lo que fue su equipo en la cancha.

Más de teorías e hipótesis que de hechos.

Más frontal ante los reporteros que sus dirigidos ante sus rivales.

Más llamativo por su estilo para hablar que para jugar.

Más ocurrente en respuestas verbales que futbolísticas.

Fue arrojado, valiente, respondón, creativo y voraz; es decir, Paco Jémez fue todo lo que su equipo no pudo ser.

El aficionado cementero debería ensanchar un poco más su memoria y recordar que este equipo ha jugado mejor de lo que lo hizo con el técnico español. Este equipo hizo más goles con otros entrenadores. Este equipo calificó y peleó finales anteriormente; por eso me extraña que a Jémez se le vea con tan buenos ojos. Si bien es cierto que el equipo tenía varias temporadas sin calificar, también lo es que no puede conformarse con sólo participar en la Liguilla.

Preguntaría qué virtud encontramos con un equipo que no pudo ante la versión más floja de América en años. ¿Cuál es el mérito? ¿Dónde está lo extraordinario de su gestión? ¿Cuándo se enganchó el equipo como para ser considerado uno de los favoritos? ¿Dónde localizamos rachas de victorias? ¿En verdad tiene gran mérito calificar y quedar eliminado en primera instancia?

Cruz Azul merece más. El favor se lo hizo el equipo al entrenador, no al revés.

Pongamos las cosas en su justa dimensión: Jémez se fue de México tal y como llegó, sin ganar nada.

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