Alejandro Díaz de León es un técnico con dotes políticos. Es mediático y bien estructurado. Al igual que su antecesor, Agustín Carstens, se caracteriza por tener buen humor, aunque es más mesurado: prefiere no usar metáforas como la del “catarrito” para explicar los fenómenos económicos. A Carstens, empero, le tiene más que aprecio y respeto: “Él me dio mi primer trabajo en el Banco de México (Banxico). Él me contrató”, dice.

Apenas fue nombrado gobernador del Banxico, el 28 de noviembre pasado, y Díaz de León ya ha aparecido en buena parte de los programas de radio, televisión y periódicos para explicar por qué se estrenó en el cargo con otra alza a la tasa de interés y la razón por la cual la inflación cerró 2017 con su nivel más alto en 16 años (6.56%).

El 2018 será un año complicado en lo económico y lo político. Por una lado, los choques externos que representan la reforma fiscal de Donald Trump y la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) pondrán presión al tipo de cambio y obligarán al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto a hacer ajustes en política económica. El Banxico deberá hacer lo propio con la política monetaria para lograr que la inflación cambie su trayectoria y se acerque lo más posible a su objetivo de 3%. Se prevé, por lo tanto, otro aumento de 25 puntos base a la tasa de referencia el 8 de febrero, para llevarla a 7.50%.

Otro aumento de un cuarto de punto podría venir el 12 de abril, cuando el Banxico tiene programado su segundo anuncio de política monetaria, aunque este tendrá más que ver con el comportamiento de factores internos, como el proceso electoral. El banco central mexicano deberá estar muy alerta a las fluctuaciones que ocasionarán en el tipo de cambio las elecciones de julio. Sobre todo si el candidato de la coalición Morena-PT-PES, Andrés Manuel López Obrador, se mantiene arriba en las encuestas.

De acuerdo con el gobernador del Banxico, el mejor consejo y legado que le dio Agustín Carstens antes de irse a dirigir el Banco de Pagos Internaciones (BIS) a Suiza fue mantener la autonomía e independencia del Banxico. Esto va a ser muy importante en un año tan complejo y con tantas presiones para el partido en el gobierno. En este sentido, la estrecha relación de Díaz de León con la triada que controla las finanzas públicas del país (Meade-Videgaray-González Anaya) deberá ser muy institucional y guardar su debida distancia.

Alejandro Díaz es un funcionario público bien preparado, economista del ITAM y maestro por Yale (dos escuelas en las que estudió Meade), con las tablas suficientes para encabezar el Banxico, pero también es un incondicional de Luis Videgaray, a quien le debe su cargo anterior como director general de Banco Nacional de Comercio Exterior.

Hablando de guardar distancia, un tema relevante que tiene que ver con la ruta que seguirá el Banxico en 2018 es que, a decir de su gobernador, sus decisiones de política monetaria ya no estarán necesariamente inducidas por las de la Reserva Federal de Estados Unidos, que prevé al menos tres aumentos a la tasa de referencia este año.

La primera reunión de la Fed será el 30 y 31 de enero, en la cual se anticipa un nuevo ajuste de 25 puntos base a la tasa de interés, el cual, en esta ocasión, sí sería seguido por el Banxico. Su siguiente junta de política monetaria es el 20 y 21 de marzo, ya con Jerome Powell al frente, pues a inicios de febrero relevará a Janet Yellen. En esta segunda reunión del año también podría haber un aumento, aunque dependerá de variables como la inflación, el empleo y el crecimiento económico que podría ser mayor a lo esperado por la reforma fiscal de Donald Trump.

La expectativa, por lo pronto, es que en México la inflación comience su trayectoria a la baja a partir de la primera quincena de enero, con todo y las alzas promedio de 6.5% en el precio de las gasolinas. El tema; sin embargo, mete ruido a las decisiones del Banxico y pondrá lupa a los ajustes que anuncie Hacienda en el transcurso del año.

Ya comenzó a usarse en las precampañas. AMLO y Ricardo Anaya dijeron que Meade es “el padre” de los “gasolinazos”, lo cual fue rechazado por el PRI y por el propio Meade. Luego, el ex presidente Felipe Calderón acusó a Anaya y al PAN de avalarlos.

Así pues, una muestra de cómo los asuntos económicos pueden (y van) a politizarse durante el proceso electoral.

Posdata. Los cambios en el gabinete presidencial están programados, efectivamente, para esta semana, a menos de que ocurra algún evento inesperado.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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