Aún no cumple dos años al frente del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y Osvaldo Santín acumula ya varios escándalos como jefe de la institución.

El más reciente tiene que ver con su negativa a entregar información sobre un presunto desvío de recursos del grupo del ex gobernador Javier Duarte.

Se trata de un contrato entre la empresa Campimend Comercializadora y la Secretaria de Turismo y Cultura de Veracruz, mediante el cual la dependencia estatal solicitó la construcción de carros alegóricos para el carnaval del puerto en 2016.

El entonces gobernador Javier Duarte entregó 5.5 millones de pesos a dicha empresa, según facturas en poder del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz, pero los vehículos adquiridos brillaron por su ausencia entre las comparsas del carnaval.

La información del expediente en poder del SAT expone que durante el proceso de investigación no pudo localizarse en el domicilio fiscal de la empresa al representante legal ni a los trabajadores. Asimismo, da cuenta de que la Secretaría de Turismo y Cultura no mostró evidencia de haber recibido los bienes solicitados.

Lo cuestionable es que, ante una solicitud pública de información sobre los pormenores del caso, el SAT haya decidido sacar el pecho por el ex gobernador veracruzano y mantener oficialmente bajo resguardo los datos y documentos de la firma Campimend, con el argumento de que se encontraban bajo la protección del secreto fiscal.

Tras sendos avisos para que el equipo de Santín entregara los expedientes, finalmente el pasado 2 de mayo el pleno del Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) revocó la respuesta de la dependencia ligada a la Secretaría de Hacienda y le instruyó entregar la información.

La firmeza de Osvaldo Santín, pupilo del ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, para negar en repetidas ocasiones la información sobre el caso podría motivar la elaboración de una orden inmediata de destitución por parte del organismo de transparencia, la cual se sumaría a otras que convenientemente han sido reportadas como “extraviadas”.

Sin embargo, a las oficinas del INAI también llegó la instrucción de “no tocar” el tema de Javier Duarte, al menos hasta después de la elección presidencial, la cual fue difundida entre sus compañeros de pleno por el comisionado Eugenio Monterrey Chepov, un ex colaborador de Videgaray.

Tal situación ha obligado al organismo a retrasar lo más posible no sólo las amonestaciones o solicitud de destitución del jefe del SAT, sino también la notificación sobre la apertura de los documentos del caso Campimend, la cual, a pesar de haber sido dictaminada el miércoles 2 de mayo, llegó hasta las oficinas del SAT 12 días después.

Otro asunto cuestionado en la gestión de Santín es el rápido ascenso que han tenido funcionarios dentro de la institución, a pesar de que su perfil no siempre coincide con las exigencias del cargo.

Es el caso de Vanessa Rivadeneyra, quien hasta agosto de 2017 se desempeñó como administradora de Asuntos Jurídicos en el SAT, el equivalente a la dirección general adjunta, y que a propuesta de Alberto Peredo la nombraron administradora Central de Evaluación de Seguimiento desde septiembre de 2017, teniendo a su cargo cerca de 30 personas.

No obstante, el jefe del SAT le ha visto muchas capacidades o relaciones y la nombrará administradora general de Servicios al Contribuyente, al mando de más de 4 mil personas.

En el SAT consideran que Rivadeneyra carece de experiencia relacionada con el cargo, como si el jefe del SAT no estuviera consciente de que está cerca el cierre de administración y, muy posiblemente, de cambio de partido político en el poder.

Otro asunto relacionado con el presunto tráfico de influencias en el SAT es el de Jorge Jimenez Santana, actual director general adjunto en la Administración General de Evaluación de la institución, quien es hijo de Miguel Ángel Jiménez Godínez, director general adjunto de Banca Social del Bansefi, ex presidente y diputado federal del partido Nueva Alianza, fugaz director general de la Lotería Nacional y ex operador de Elba Esther Gordillo.

Jimenez Santana llegó al SAT por medio de Alberto Peredo, amigo de Jiménez Godínez, quien fungía como Administrador General de Evaluación y ahora es titular del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios.

Jimenez Santana tiene como jefa directa a Vanessa Rivadeneyra, amiga íntima de Julio Guerrero, otrora jefe de la oficina de Meade durante su paso por Hacienda.

Según fuentes, Peredo y Jimenez Santana son los encargados de acomodar a sus aliados y funcionarios de confianza en dependencias como el ISSEMYM y Bansefi.

***Foto: Osvaldo Santín.

Twitter: @MarioMal.
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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