Carlos Slim Helú

ha gozado por décadas del reconocimiento y ‘adoración’ de la clase política, de buena parte de los empresarios y de los ciudadanos de a pie. Su historia empresarial, su toque de Rey Midas, su sobriedad que contrasta con los lujos de los multimillonarios, sus apariciones públicas en momentos de crisis e incluso haberse convertido en uno de los hombres más ricos del mundo le han otorgado una suerte de velo protector con el que ha transitado los últimos cinco sexenios.

Por supuesto que es contradictorio que los mexicanos se enorgullezcan de que Slim se haya convertido en uno de los hombres más ricos del planeta en un país de millones de pobres, además de que lo logró en buena medida a través de la concesión de un monopolio (Telmex), lo cual ocasionó que por más de dos décadas tuviéramos que pagar precios altísimos por los servicios de telefonía, según los estudios de la OCDE.

También resulta paradójico que las nuevas generaciones vean al ingeniero Slim como un buen candidato a la presidencia de la República, a pesar de sus estrechas relaciones políticas con el PRI (incluyendo al presidente Enrique Peña Nieto , quien no agrada a los millennials), con Andrés Manuel López Obrador y con los gobiernos del PAN. “Para presidente siempre he votado por el PRI y para legisladores por el PAN”, le reveló al periodista Diego Osorno .

Es decir que, aun cuando el ingeniero dice no tener vocación política y que jamás se postularía para un cargo en el gobierno, lo que sí tiene es una gran influencia en la esfera pública, por lo que no necesita ser presidente de México para incidir en las decisiones políticas del país.

Carlos Slim, ya lo hemos dicho aquí, sabe jugar muy bien sus cartas y para dar los golpes maestros echa mano de todos sus recursos: económicos, políticos y legales.

Una muestra de ello fueron los cabildeos de alto nivel que llevó a cabo junto con su equipo jurídico y directivo para lograr que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) revocara la tarifa cero de interconexión, la cual ha abonado en la caída de hasta 40% de las tarifas de telefonía móvil, pues sus competidores no tenían que pagarle por las llamadas que terminaban en su red por el simple hecho de ser preponderante.

Esto va a cambiar en enero del próximo año, cuando América Móvil podrá volver a cobrar a sus competidores por este servicio, lo cual afectará en mayor medida a los usuarios de prepago, ubicados en los deciles con menores ingreso, es decir a los más pobres.

Gabriel Contreras, presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), y el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, han dicho que permitirle a América Móvil volver a cobrar las tarifas de interconexión no debería afectar los precios al consumidor, pero los especialistas del sector no están tan seguros de ello y menos los principales afectados, AT&T y Movistar, quienes se aprestan a ir a los tribunales para interponer amparos en contra de la medida.

Por si esta polémica fuera poco para el magnate mexicano de las telecomunicaciones, el nombre de Carlos Slim y su empresa América Móvil salieron a relucir en los llamados Paradise Papers que revelan el uso de empresas offshore en paraísos fiscales frecuentemente utilizados para evadir impuestos y operar negocios en el anonimato.

Según la investigación, coordinada para el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y 97 medios aliados, entre ellos el semanario Proceso, en el 2000 una empresa filial de América Móvil cofundó la sociedad Telecom Americas Ltd. en las Bermudas –donde las corporaciones de capital extranjero no pagan impuestos–, junto con las empresas Bell Canada International y SBC Communications.

Mediante esta empresa, que terminó quedándose completamente Slim en 2001, fue como inició su expansión en el negocio de telecomunicaciones de Latinoamérica, el cual lidera actualmente. A través de Telecom Americas Ltd. compró 950 millones de dólares de acciones del gigante Tess, S.A., que a la postre se renombró como Claro Brasil.

Asimismo, en 2008 la empresa de Slim se acercó por segunda ocasión al despacho Appleby con el propósito de establecer la sociedad Claro Caimán en las Islas Caimán para registrar nombres de dominio en la jurisdicción.

Al respecto, América Móvil indicó que su participación siempre ha sido pública y legal.

Estos dos casos, sin embargo, no han sido los únicos que han generado polémica al ingeniero recientemente. Además de las revelaciones que hizo el periodista Diego Osorno en su libro Slim: Biografía política del mexicano más rico del mundo en torno a las relaciones de su padre y su tío con organizaciones cuestionables, así como sus vínculos políticos, sus desencuentros empresariales y su visión de la filantropía, está la reunión “secreta” que tuvo con Donald Trump antes de ganar la presidencia de Estados Unidos y que terminó por filtrarse a los medios.

Para compensar el acercamiento con el empresario que “odia a México”, Slim convocó, meses después, a una concurrida conferencia para hablar de Trump, pero sólo lo elogió.

¿Sigue siendo Slim el empresario modelo de México?

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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