Margarita Zavala se bajó de la contienda presidencial. Tras consultarlo con sus más cercanos colaboradores y con empresarios que apoyaron su candidatura, la decisión fue que lo mejor sería desistir. Tirar la toalla. Con el semblante de quien sabe que su suerte está echada, la candidata independiente se plantó hoy en la mañana ante los industriales de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). Cuando estaba por terminar su mensaje sonó la alerta sísmica, por lo que ni aplausos le tocó escuchar. 

 

Zavala salió de prisa del hotel de avenida Juárez, en la Ciudad de México, para trasladarse a Televisa Chapultepec, donde grabó una entrevista para el programa Tercer Grado que dirige Leopoldo Gómez. Ahí fue donde la ex primera dama dio la noticia. 

 

La renuncia a la candidatura presidencial vino precedida de una serie de acontecimientos. Primero, la falta de recursos para financiar su campaña tras renunciar al presupuesto oficial. No necesariamente porque no tuviera suficientes donadores, sino porque el Instituto Nacional Electoral limitó a 10% el moto que puede ser aportado por privados a los candidatos independientes. En segundo término, el nerviosismo y la falta de contundencia que exhibió en el primer debate. Y finalmente su caída en las tendencias electorales. Según la encuesta más reciente de Consulta Mitofsky, fue la candidata la que registró una mayor pérdida al pasar de 3.8% de las preferencias en abril a 2.9% en mayo. 

 

Sin embargo, la presión más fuerte para bajarse de la contienda vino de los empresarios, particularmente de la familia Baillères, la tercera más rica de México. Los fundadores del ITAM fueron sus principales donadores de campaña. El patriarca Alberto Baillères González, le aportó un millón 680 mil pesos, al igual que su hijo, Alejandro Baillères Gual, mientras que el director ejecutivo de su poderoso Grupo Bal, Juan Bordes Aznar, entregó otro millón 640 mil pesos. 

 

La negativa del INE a aumentar el límite de 10% que puede ser aportado por privados terminó por descarrilar a la candidata independiente y fue el argumento perfecto de los Baillères y otros empresarios para pedirle que se bajara del barco. La incógnita es si los empresarios le pidieron unir fuerzas con el candidato de la coalición PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya, a quienes buena parte ven  como el único que puede alcanzar y eventualmente superar a Andrés Manuel López Obrador, o bien esperar un poco más, al menos unos días después del segundo debate, para ver si finalmente el candidato del partido en el gobierno, José Antonio Meade, logra despegar.  

 

Alberto Baillères estima de sobremanera a José Antonio Meade y lo considera el más brillante de los candidatos. El multimillonario estuvo ayer en la reunión de consejeros regionales de BBVA Bancomer, donde el gran ausente fue López Obrador y los que recibieron más aplausos fueron Anaya y Meade. Es cierto que buena parte de los empresarios del Consejo Mexicano de Negocios y el Grupo Monterrey están cerrando filas con el otrora joven maravilla para evitar el triunfo del abanderado de la coalición Morena-PT-PES, pero algunos otros, como es el caso de Baillères, aún mantienen la esperanza de que Meade levante. 

 

Baillères es uno de los empresarios a los que AMLO acusa de conspirar en su contra y lo mencionó junto a Germán Larrea, presidente de Grupo México; Claudio X. González, líder de Kimberly Clark México; Alejandro Ramírez, propietario de Cinépolis; y Eduardo Tricio, accionista principal de Lala en aquella abierta confrontación que les lanzó. 

 

No fue coincidencia que los haya mencionado, pues Alberto Baillères, además de ser donador de la campaña de MargaritaZavala, tiene un pleito casado con Napoleón Gómez Urrutia, al igual que Germán Larrea; en tanto que Claudio X. González es su eterno villano favorito junto con Roberto Hernández, a quienes acusa de la campaña “Un peligro para México” del 2006; y Eduardo Tricio dijo recientemente que le da miedo que cancele el nuevo aeropuerto.  

 

Uno de los escenarios que visualizaron en su momento los empresarios fue el de promover a un candidato neutral compatible con las bases del PRI y el PAN, como Margarita Zavala, pero finalmente esta opción naufragó. Era la forma de no dejar fuera de la jugada al PRI y al ex secretario de Hacienda, José Antonio Meade. 

 

Por ahora, Zavala no ha declinado por nadie y lo más probable es que aparezca en la boleta el 1 de julio aun cuando ya no sea candidata, pues la boletas ya se imprimieron. Si decide declinar por alguien, sus votos no se transferirían directamente, según las normatividades del INE. 

 

La gran pregunta es si su desistimiento fortalecerá a Anaya o a Meade. La que es indiscutible es que se trata de otro golpe a Andrés Manuel López Obrador. 

 

 

@MarioMal

 

mario.maldonado.padilla@gmail.com

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