Dicen los cronistas taurinos que no hay quinto malo. Se refieren al toro que se lidia en el quinto lugar de la corrida. Es el que escogía el ganadero. Supuestamente el mejor del encierro. Por supuesto, eso nada tiene que ver con los años transcurridos de un gobierno. El que hoy concluye es el quinto del gobierno en turno. Deja saldos preocupantes. Y no, no se trata de acabar el año desgarrándose las vestiduras, pero al cierre de los ciclos las cuentas son ineludibles. Y el ciclo del 2017 se cierra hoy.

Son varios los rubros en los que las fuentes consultadas, sean nacionales o internacionales, algunas quizá más confiables que otras, apuntan (mutatis mutandis) en la misma dirección. El México en paz, próspero e incluyente que nos prometieron hace cinco años aún está muy lejos. El año que concluye ha sido el más violento del que se tiene registro: veinte mil ochocientas muertes dolosas según el Inegi, con lo cual se rebasa la cifra de 90 mil en los cinco años del actual gobierno. A esta cifra, agregue usted la de varios miles más, los desaparecidos y, en consecuencia, a decenas de miles de familiares y amigos que afanosamente buscan los restos de sus seres queridos en cada fosa clandestina que se descubre. Al hacer ese recuento, se entiende con facilidad por qué algunos nombres están grabados en la memoria colectiva de este país, que no está en paz consigo mismo porque no puede haber sentido de comunidad, ni de armonía social, cuando se ha perdido la capacidad de inscribir con responsabilidad la muerte de los otros: Ayotzinapa, Tanhuato, Tlatlaya, Nochixtlán.

El costo de la violencia en México, según el CEESP, se estima entre el 13% y el 18% del PIB. Un PIB que este año sólo creció el 2.1% y un año que cierra, según Coparmex, con una inflación del 6.6%, la más alta en mucho tiempo. En el tema de las finanzas públicas preocupa la deuda externa. Aquella que era sólo atribuible a los gobiernos populistas. Por fin, ¿en qué quedamos? Al concluir el gobierno de Ernesto Zedillo la deuda neta del sector público federal era del 19% del PIB. Hace 5 años, al inicio del actual gobierno, era del 33%. A finales del año pasado llegaba ya al 48% ¿Dónde quedó la disciplina neoliberal? Y en todo caso, ¿dónde está la inversión pública productiva que pudiera justificar semejante endeudamiento? El gasto público en salud, por ejemplo, fue el más bajo de la OCDE en 2016. Tan sólo el presupuesto de la SSA cayó de 134 mil 847 millones en 2015 a 122 mil 557 millones que se ejercerán el próximo año, si es que no hay nuevos recortes. En todo caso, con el nivel de deuda que tenemos, convienen los expertos (afines o no al sistema), el margen de maniobra del próximo gobierno será estrecho. Que haya suerte, dirían los taurinos.

Los principales problemas para hacer negocios en México, según el Índice Global de Competitividad 2017 del Foro Económico Mundial, son la corrupción, la criminalidad y la ineficiencia gubernamental. El costo de la corrupción en México es también oneroso. Una estimación promedio, conservadora, es cercana al 5% del PIB, es decir, más del doble de todo lo que crecimos este año. El reporte de Foro también señala que el PIB per cápita bajó de 9,566 dólares en 2012 a 8,554 dólares en 2017. Mil dólares por persona en promedio. No es poco, sobre todo si consideramos que el tipo de cambio, al cierre del año se fue por arriba de los 20 pesos, a pesar de la intervención del Banco de México.

Pero para mí, la cifra más preocupante del reporte del Foro Económico Mundial es la que se refiere a la calidad de nuestro sistema educativo: en 2012 ocupábamos el lugar 107 de 142 países, en 2017 logramos bajar un lugar: somos ahora el lugar 108 pero de 137 países evaluados, es decir, cinco menos. Otra evaluación más sobre la calidad educativa, esta de la OCDE, muestra que el 56% de los estudiantes mexicanos no alcanzan los mínimos de competencia requeridos en matemáticas, en contraste con el promedio de los 34 países de la Organización, que es del 23%. Es decir, tenemos más del doble de reprobados.

En general, nuestros indicadores de desarrollo social no son buenos. Según Coneval, sólo el 20% de los 368 indicadores de la política social muestra un avance adecuado y en 8% es superior a lo esperado. Lo que sí ha sido claro es que no ha habido continuidad en esos mandos: en estos 5 años ha habido tres secretarios de Educación Pública, tres secretarios de Desarrollo Social y tres secretarios de Desarrollo Agrario ¡Tres de Tres!

En materia de ciencia e innovación, palancas del desarrollo en el siglo XXI, el panorama no es más halagador. El presupuesto del Conacyt, que está muy lejos de llegar al 1% del PIB en 2018, según se prometió, también decayó, de 27 mil 140 millones a 21 mil 130 millones, en los últimos tres años. Eso sí, en el sector hay más burocracia, más consejeros y más becarios vitalicios.

Se comprueba también, con datos oficiales, que la política contra las drogas no funciona. A pesar de la guerra emprendida por Felipe Calderón y continuada por el actual gobierno, el consumo de marihuana se duplicó en 5 años. El 8.6% de los adultos aseguran haberla probado al menos una vez y también el 5.3% de los jóvenes de entre 12 y 17 años. En ese mismo período (2011-2016) el consumo de marihuana entre las mujeres se multiplicó por 3. Casi 400 mil nuevos casos de mujeres usaron esa droga (nociva, como todas, aunque no necesariamente más que el alcohol o el tabaco), que sigue siendo ilegal. Muchas irán a parar a la cárcel como si fueran delincuentes, aunque no lo sean. Así ocurre según datos del CIDE. El prohibicionismo absurdo, el que ignora el avance de la ciencia y de los derechos humanos, también le carga la mano a las mujeres, acaso el grupo más vulnerable. ¿De veras no les conmueve que cerremos el año con 7 feminicidios en promedio cada día? (datos de la CNDH).

El problema de las drogas, con el marco jurídico vigente, es que donde antes sembraban marihuana los campesinos mexicanos al servicio del crimen organizado, ahora siembran amapola. El gran mercado sigue estando del otro lado de la frontera, pero como ya la marihuana es legal en muchos estados de la Unión Americana, la marihuana mexicana se vende menos. A partir de mañana, de hecho, se podrá comprar legalmente en California con fines recreativos. De cualquier forma ahora son más rentables los opiáceos: la oxicodona, la heroína, el fentanilo. Constituyen un grave problema de salud pública. No obstante, la gran ausente en las pomposas reuniones bilaterales sobre estos temas ha sido la salud. El tema no está en la agenda y las autoridades sanitarias correspondientes ni siquiera son convocadas. Seguimos con la misma política fallida. Cada vez hay más muertos, más ganancias para los malosos y más adictos.

Hasta aquí una apretada crónica del quinto año que hoy concluye. Como en las corridas de toros, falta el sexto. Será el último. Ojalá sea bueno. Todos anhelamos un México en paz, más próspero, más justo, menos desigual. No es mucho pedir. Son mis deseos para el 2018.

Profesor Emérito de la UNAM

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