Puesto que el ajedrez es un juego de cálculo, valoración y análisis, su práctica requiere la observación minuciosa del tablero y las piezas. Se trata de un ver que exige exactitud y método.

Al mirar, el ajedrecista considera, medita y teoriza. El escritor alemán Wolfang Von Goethe (1749-1832) dijo: “Todo mirar se convierte naturalmente en un considerar, todo considerar en un meditar, todo meditar en un entrelazar”. Incluso el científico Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799), en uno de sus aforismos advierte: “Ahí donde el ojo ve borrosamente ya hay una especie de muerte. Si carecemos de una imagen nítida, carecemos de representación”.

Ante el tablero hay dos clases de mirada: la de los ojos y la de la mente. La primera va directamente a las piezas y favorece la comprensión. La segunda es imaginaria y se proyecta al futuro mediante la capacidad de anticipación

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