Todo parece indicar que en noviembre de este año Bertha Luján sucederá a Yeidckol Polevnsky como presidenta de Morena, luego de un proceso interno en el que contará con el apoyo decisivo de López Obrador.

Si Alejandro Rojas Díaz Durán cumple con lo anunciado, estará compitiendo con ella con muy escasas posibilidades de éxito. El hasta hace poco coordinador de asesores de Ricardo Monreal en el Senado ha sostenido un estridente pleito con la actual dirigencia del partido, al denunciar la existencia de una nomenklatura autoritaria y corrupta.

Bertha Luján —con quien este columnista sostuvo una conversación la semana pasada— dice dar poca importancia a este polémico personaje a quien “se le ha dado una relevancia que no tiene”. La ex contralora general del GDF en tiempos de AMLO asegura que Díaz Durán no tiene ningún tipo de vida partidaria, e incluso cuando intentó ser presidente de un consejo estatal no obtuvo más que dos votos.

Difícilmente puede creerse que Rojas actúe de forma independiente, sin la venia de Monreal. Luján, sin embargo, solo dirige sus críticas a este personaje y da la impresión de querer evitar cualquier diferencia con el senador, a quien ve en una “carrera por la Presidencia”.

Por las declaraciones que ha hecho, Díaz Durán tiene hoy un expediente abierto y podría ser expulsado del partido. Luján insiste que las diferencias dentro de Morena deben dirimirse en las propias instancias del partido, nunca ante los medios. El ex coordinador de asesores de Monreal, sin embargo, nunca ha formulado una propuesta ante ellas. Solamente ha hecho un espectáculo que, a juicio de Luján, no hace más que “hacerle el juego a la derecha”.

Luján está convencida de que Morena debe evitar a toda costa los vicios que hundieron al PRD. A su juicio, la formación de tribus en su interior es uno de ellos. Esos grupos secuestraron la vida interna de la organización y llevaron a que la militancia individual se perdiera en la lucha entre facciones.

La posible candidata a la presidencia de Morena reconoce que en su partido existen grupos políticos, cuya existencia es algo natural. Insiste, sin embargo, en que estas fuerzas no pueden sustituir a los militantes. Por eso el faccionalismo debe ser evitado tanto como el sectarismo, el clientelismo y la corrupción que terminaron por hundir al PRD.

La también ex secretaria general de Morena parece estar dispuesta a revisar temas de la vida política interna de su partido. Ante una pregunta expresa dijo estar abierta a brindar más transparencia al método de elección de candidatos a través de las encuestas. Reconoce que es necesario brindar más certeza ante estos procesos porque “a nadie interesa que un tema tan delicado se preste a malas interpretaciones”.

Luján asume también como un reto tener un partido con más democracia interna. Acepta que en ocasiones Morena ha sido una fuerza poco democrática, al caer en la tentación de tomar decisiones “desde arriba” por resultar más conveniente a sus dirigentes. Para hacer posible esa democracia, señala, es necesario reorganizar la estructura territorial y promover una participación amplia y “muy horizontal”.

Bertha Luján rechaza tajantemente que Morena puede volverse un partido similar al PRI y apunta que existe un consenso al interior de que “no debemos formar un nuevo partido de Estado”. A su juicio, debe haber una “sana distancia” con un gobierno al que apoyarán en función de su proyecto, sin dejar de cuidar que quienes emanen de sus filas cumplan con sus lineamientos y programa.

Hoy uno de los debates cruciales en Morena es si debe organizarse como un partido de masas o de cuadros. Con un pasado de cuatro décadas en movimientos sociales, Luján reivindica esta segunda opción. Quiere que Morena siga siendo un “partido-movimiento”; una organización fuerte, pero con una estructura territorial que funcione “de abajo hacia arriba” y donde “la gente pueda participar”. ¿Será posible?

@HernanGomezB

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses