Hace unos días leía un interesante artículo de la escritora, poeta y académica británica Ros Barber, en donde lastimosamente explicaba por qué los autores están pasando por una etapa particularmente difícil en el tema de querer publicar su obra y pretender vivir únicamente de ello.

Barber explica que publicar un libro se ha convertido en algo muy complicado por razones tan importantes como que las editoriales tienen una serie de filtros que van dificultando el proceso. El primero y más importante es que la obra que el autor pretende dar a conocer a los lectores tenga todos los tintes y características de best seller que, seguro venderá como pan caliente entre los nuevos lectores que toman el asunto como algo muy de moda; y el segundo y más preocupante es que muchos escritores y no escritores han decidido aprovechar las nuevas plataformas y las formas de publicación de obras en la red, para volverse independientes y obtener mejores ganancias por su trabajo sin tener que triangular con una editorial que sólo le otorgará un porcentaje pequeño por las ventas de su libro, garantizándole publicidad innecesaria que el mismo autor puede hacer desde sus perfiles de redes sociales.

Otro punto en contra de los nuevos creadores literarios que pretenden vivir de su obra, son esquemas tan absurdos como el vanity printing, en donde la editorial lanza una convocatoria en busca de nuevas plumas y propuestas originales, los interesados mandan sus obras y si cumplen con los parámetros requeridos, eventualmente la editorial los contactará para informarles que sus libros serán publicados pero, y entonces ahí el problema, con la condición de que la editorial pone sólo la distribución en librerías, mientras que cada autor tendrá que pagar de su bolsa el papel, tinta, impresión y armado de cada uno de los ejemplares, teniendo presente que mientras recupere la fuerte inversión, su ganancia será (a cuenta gotas) de un 100%, esto, obviamente, si el público lo compra.

La luz al final del camino para muchos nuevos autores que buscan publicar es, curiosamente un tipo de libro abierto que, similar al software abierto, se puede obtener de manera libre o a precios muy razonables en Internet. Es un esquema que funciona con el lema “paga lo que quieras, o puedas”, en donde el autor sube su obra y el lector puede descargar el archivo completo y pagar directamente a la cuenta bancaria del escritor lo que crea que vale la obra, aunque no de forma obligatoria, y siempre apelando a ayudar a que el creador siga publicando su trabajo.

Por sorprendente que resulte, desde hace ya un par de años, la modalidad de hacer libros en el esquema de autoedición está resultando en países como España o Estados Unidos, en donde aplicaciones como Bubok o Lulu se han convertido en alternativas funcionales para poder publicar sus obras con la garantía de que éstas serán adquiridas por los lectores que a menudo visitan los sitios para comprar ejemplares ya sea digitales o, incluso, y si es necesario, también físicos.

El periodista e historiador español Carlos López Tapia decidió mudarse a la modalidad de autoedición en la red con un interesante argumento a favor de la tecnología, en donde asegura que una misma edición puede corregirse y enriquecerse constantemente, además de que existe también una comunicación directa con el lector. Sea como sea, me parece que la tarea más fuerte la tiene el lector, quien debe seguir buscando textos de calidad que enriquezcan el hábito de lectura cotidiano.

@Lacevos

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