Visitar alguna exposición en cualquier museo de nuestra ciudad se ha convertido en una de las actividades favoritas de quienes vivimos en esta CDMX, una de las ciudades con la oferta museística más variada y extensa del mundo.

Es cierto que antes de Internet, visitar un museo implicaba encontrar una buena cantidad de estudiantes transcribiendo las cédulas de las obras sin siquiera voltear a verlas, sin embargo, exposiciones como El cuerpo aludido (en los 90) invitaba ya a los visitantes a dejar a un lado el cuaderno de notas para observar, mirar, escuchar y entender el discurso que cada autor buscaba establecer con el usuario. Hoy, muchos, por culpa de la wide world web, ya no se paran en estos recintos.

Tiempo después, algunos museos decidieron utilizar como recurso (y lo siguen haciendo), pequeños dispositivos de audio que podías rentar, con guías de cada una de las piezas expuestas. También se optó por proyectar videos que explicaban el contexto de las exposiciones, recursos que en su tiempo funcionaron hasta que los museos comenzaron a abarrotarse, lo que obligó a hacer fila para poder rentar los dispositivos, escuchar los audios o encontrar asiento para disfrutar de las proyecciones. Tampoco ha sido extraño que en las salas haya algún sonido o música de fondo para acompañar al visitante en su travesía.

Aprovechando el recurso de los teléfonos inteligentes, el Museo de Bellas Artes ha decidido presentar una nueva experiencia para la exposición de Picasso y Rivera Cruce de dos universos. Se trata de una playlist de Spotify en la cual los visitantes tienen la oportunidad de escuchar, bajo la narración de Julio Martínez Ríos, anécdotas de ambos autores y los momentos en los que coincidieron en Europa. Asimismo, la playlist también incluye canciones de diferentes géneros, desde el francés Maurice Ravel, o el cantaor español Enrique Morente, un danzón con el nombre de Diego Rivera, o un dueto hispano-mexicano en la pieza “Ven y camina conmigo”. Es indudable que relacionar la visita al museo con la utilización de esa famosa plataforma de música busca atraer a un público joven que empieza a crear esas simbiosis entre arte y música a través de estas propuestas. Pero siguen siendo muy pocas las instituciones, dentro de ese inmenso espectro del que gozamos en esta ciudad, que se atreven a salir del paradigma de lo tradicional para buscar generar interés en el arte de maneras más lúdicas.

Hay que decir que este tipo de colaboración no es nueva, pues las intervenciones de Spotify para el Museo del Palacio de Bellas Artes abarcan ya otras listas de reproducción originales que han acompañado, por ejemplo, las exposiciones dedicadas a Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Bounarroti, demostrando a los nuevos y ya veteranos visitantes de salas de museos en nuestro país que esa puede ser una interesante experiencia mucho más sensorial y, sobre todo, dejando muy en claro que la música siempre ha estado de la mano con el arte.

@Lacevos

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