El estadio Santiago Bernabéu tiene una gran diferencia entre la pasión y la atracción turística. Hay partidos como el de ayer, en los que hay más fotografías que gritos pasionales y en los que se celebra el concepto contrario a lo que es el Real Madrid.

Traicionar los principios nunca ha sido poca cosa. Entre los políticos es muy dado a que suceda. Un hombre que defiende la izquierda sea formado con ideas de derecha. Pero en el futbol no, ahí no esta permitido, y Zinedine Zidane lo sabe. Se equivocó y estuvo a punto de echar a perder el máximo orgullo merengue, una nueva final de Champions League.

Conceptos vacíos e ilógicos. El ácido desoxirribonucleico, ese del que tanto se habla de una pertenencia histórica, se tiró a la basura contra el Bayern Munich y, por un milagro, de esos que tiene el futbol, el Madrid no está fuera del torneo que más presume y le deja.

Como responsable de la información genética de un equipo, debe saber que cuando se gana se mantiene, pero cuando se pasa de milagro, se analiza. Lo del Real Madrid no es para presumir; es más, es para abrir un capítulo negro en la historia de sus semifinales europeas.

Precauciones, muchas precauciones. Dejar la pelota al rival en tu campo, no intentar ofender y esperar ser imbatidos por un equipo alemán, no representa los valores del máximo ganador de Europa. Zidane fue tímido, dejó a Casemiro en el banquillo e intentó poner a Lucas Vázquez —un extremo hecho y derecho— como lateral, y aunque no fue la primera vez que lo hizo, se vio superado; del otro lado con Marcelo, se tiene a un hombre que entiende el futbol para atacar.

Isco lesionado, Bale perdido cuando entró. En fin, el Madrid no fue el equipo que presume ser y, si pretende vivir de ecuanimidad en vez de explosividad, se equivoca rotundamente. Quien conoce la historia del club sabe que tener el balón, controlar al rival y ofender constantemente es su máxima, su ideología, así que tirarla a la basura sólo por ganar no vale la pena. Lo mejor es que tienen tiempo para recular, para entender que en Kiev así no debe ser.

No hay un seguidor del Madrid que esté al 100% satisfecho con lo visto en el Bernabéu, un campo que se llena de turistas en su tribunas en lugar de apasionados al futbol.
El Madrid es dominador de Europa, nadie lo puede negar. Para entender la grandeza se debe entender el pasado, conceptos por los que este equipo es el más galardonado en el mundo; por eso, traicionarse sólo por ganar no es correcto, aunque haya sido exitoso ese sufrido 2-2 en el Bernabéu. 


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gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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