El día sin futbol en Rusia sirvió para que se evidenciaran los directivos mexicanos. La última declaración de Decio de María , como presidente de la Femexfut , fue —además de sorprendente— llena de ironía y fuera de contexto tras la eliminación en la Copa del Mundo. Llegar a México y asegurar que debemos estar felices porque por tercera vez habrá un Mundial y no profundizar sobre el desempeño del equipo, es irresponsable y sarcasmo puro.

Futbolistas que llegaron al aeropuerto de Moscú a tomar sus vuelos sin pena ni gloria, como si no hubiera pasado algo, como si no fueran parte de la camada del fracaso. El único funcionario con valor y responsabilidad fue Dennis te Kloese , quien —sin actitudes retadoras, asumiendo su rol— aseguró que Brasil los superó claramente y que debe existir una fuerte autocrítica. Ojalá así fueran todos los demás, que tienen un blanco de culpables externos.

Se acabó la Selección Mexicana para varios. Los partidos de fecha FIFA en septiembre deben tener dos características indispensables:

La primera, que ya esté el entrenador que decidan Yon de Luisa y su equipo. Sería una falta de respeto poner a un interino. Empezar con seriedad el proceso debe ser fundamental.

La segunda, que sea el momento del cambio generacional en la Selección. Es hora de acabar con la “mafia del poder” que ejercieron algunos futbolistas durante tres Mundiales. La reestructura no debe ser solamente en lo futbolístico, sino también en lo mental. Hay que desterrar las grillas, los caprichos, el intento de control absoluto y no volver a permitir futbolistas que hagan lo que se les pega la gana, solamente porque son buenos imanes para vender camisetas.

Seamos sinceros, de nada servirá que estos jugadores inicien el proceso rumbo al 2022 si no tendrán la edad ni el nivel para hacerlo. La lista debe ser así: Andrés Guardado, Rafael Márquez, Miguel Layún, Giovani y Jonathan dos Santos, Héctor Moreno, Carlos Vela, Javier Hernández, Javier Aquino y Marco Fabián, no deben ser considerados. Algunos ya lo anunciaron, pero otros se aferran a lo que representa el equipo para sus intereses personales. El único que merece y debe seguir es Guillermo Ochoa.

Se necesita una verdadera generación de cambio

, apuntalada con profesionales en la materia, quienes sepan guiarlos, gestionarlos y —con autonomía— corregirlos, no solapando conductas inapropiadas, como lo hizo Imanol Ibarrondo, quien se acercó a periodistas después de la derrota contra Suecia para intentar persuadir lo evidente

o lanzar en sus redes sociales mensajes llenos de mentiras.

Hay material para hacerlo y lograr establecer en cuatro años, con Juegos Olímpicos en el camino (Tokio 2020), un grupo de futbolistas sólido en lo mental y futbolísticamente apto para encarar la meta histórica de alcanzar el quinto partido.

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