El entrenador del Cruz Azul llega a México y alza la voz, exige formas y tratos. No ha dado nada, no le ha entregado nada al Cruz Azul y mucho menos al futbol mexicano. De él se habla mucho más de los discursos verbales y no verbales que de su juego, de los resultados ni hablamos.

Tal vez más por el defecto de cómo vendemos y consumimos el futbol, pero también porque él se ha encargado de venderse con actitudes nefastas en sus conferencias, las mismas que ha convertido en guerras sin cuartel, en debates acalorados, en pueriles intentos por “educar” a la prensa.

Repito ¿A quién le ganó Paco Jémez?

Carente de resultados positivos, sigue cargando con una maldición que él no creó, en la que no participó, pero que ante la falta de resultados, sigue alimentando. De Jémez se habla de todo, hasta de su obsceno dedo menos de futbol, de Liguillas, mucho menos de títulos.

Jémez se equivocó dos veces: Primero, en mostrar en dirección a la tribuna, su dedo cordial con el resto empuñado.

Después se vuelve a extraviar en no aceptar que se equivocó y en vender una versión de los hechos que sólo le consta a él, eludiendo la responsabilidad que tiene cuando representa a la máxima autoridad en el campo de juego de un equipo de futbol.

¿Por qué se lo permiten? ¿A quién le ganaste Paco Jémez?

La imagen del estratega español al finalizar el partido, es clara y provocadora; con poco tiento y sobre todo falta de clase, pero sobre todo es irresponsable. Pintar el dedo, como dicen los españoles, en dirección a la tribuna, aunque tenga un destinatario particular se convierte, en un estadio, en una provocación que se suele pagar muy caro.

O ya se olvidó lo que pasó cuando Gignac fue a festejar con sus “amigos” el gol que hizo en Veracruz. El infierno que desató en la tribuna del Luis Pirata Fuente.

Señor Jémez, la época de la “Conquista Española” terminó hace ya muchos años; su historia de los hechos no me convence como a muchos.

Tenga usted o no la razón, la imagen que dio es lamentable y sobre todo no corresponde, ya no digamos a un equipo de futbol, sino a una institución como lo es la Cooperativa Cementera.

Sus números no son mejores que los de muchos que ya pasaron por el Cruz Azul, equipo del que ha recibido respaldo total. Los Cementeros tienen una gran deuda y no necesitan, mucho menos merecen, que el dedo de un entrenador les complique más su viacrucis.

Está lejos de los mejores resultados, y aunque su equipo genera cierta empatía por algunos momentos futbolísticos, no se confunda señor Jémez, usted no le ha ganado a nadie, su credibilidad como entrenador está en duda en este momento y como persona está dejando mucho a desear. Cruz Azul parece estar acostumbrado a ya no ganar nada, y perder protagonismo. Espero que no se estén contagiando y ahora se acostumbren a solapar actitudes como las que muestra su todavía entrenador.

futbol@eluniversal.com.mx

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