Advierte Orfa Alarcón en su reciente novela, Loba, publicada por Alfaguara, del grupo Penguin Random House, en la Ciudad de México, en febrero de 2019. Nos comparte una historia que nos lleva del asombro a la pena, incluyendo sensaciones extremas como el amor, la rabia, la incertidumbre, el poder, la pérdida y otros misterios de la vida sin nombre. Algo muy importante es que Orfa se afirma y confirma como una narradora de peso, que no sólo maneja con soltura el arte de la primera persona, sino que domina el tiempo narrativo, ese que indica que nada debe ir antes o después. El resultado es una pieza de intensa emotividad que atrapa sin consideración.

La novela tiene esa chispa norteña que nace del lenguaje, del espacio y del ritmo narrativo que se genera en las voces del desierto que nadie escucha y que sólo los que han tragado arena o la han acariciado comprenden el juego misterioso de los espejismos que ahora son parte importante de la literatura mexicana contemporánea. Loba es una novela frenética. No me atrevo a decir que es una disección de una joven actual, con todo lo que tiene a la mano de poder y adelantos tecnológicos pero con una historia tan antigua donde asombrosos elementos se repiten: incesto, locura y muerte, dentro de un escenario de abuso de poder político y delincuencia organizada. Lucy Quintanilla es una güerca consentida de papi que tiene todo, menos certeza de sí misma: ¿quién fue su madre, tiene hermanos, qué es todo eso que le grita su abuela, por qué su padre no responde a sus dudas? Mientras nada en ese charco de incertidumbre, colecciona novios y enemigas. Ama a Ferrán, Marcelo, Rosso, Adán, Bruno, Rogelio y algo tiene con Treviño, el sanguinario jefe de sus guardaespaldas, que a las lectoras les provocará lindas sonrisas cómplices. Mejor que con Whitney Houston.

Con precisión milimétrica, Orfa Alarcón pacientemente va develando los misterios de esta novela, que Martín Solares califica como “un viaje deslumbrante a las llamas heladas del corazón”; Eduardo Antonio Parra como “un coctel inquietante que nos deja sin aliento”, y un grupo de lectoras como “la parte más oscura de la generación a la que pertenecemos”. Como ven, es una novela para leerse con el corazón abierto, porque su cerebro se conectará de inmediato. Lucy vive en El Cielo, le gusta despertar con cuerpos al lado, de sus novios o de sus mascotas. Su habitación es su mundo perfecto; además fuera de ella hace lo necesario para que los demás la odien y lo disfruta. Tiene muy claro que su padre narcopolítico la sacará de cualquier atolladero por bizarro que sea. Desde luego que se harta de esa vida y trata de escapar, pero Treviño la trae de regreso. Una de las cosas que Lucy recuerda es cuando su padre la enseñó a disparar, por eso le permite traer siempre consigo una Glock bajo la blusa. Todo marcha bien, hasta que un día ese agradable paraíso se desmorona. ¿Qué pasa? Será mejor que se enteren por sí mismos. Lo único que les diré es que las revelaciones que la güerca se topa están para usar la Glock en varias direcciones. Black black black, ¿les gustaría ser un tigre blanco?

En la novela abundan frases que les llamarán la atención: “Las mujeres pueden maldecir porque están malditas”, “me besó como se besa a lo que se ama y no se tiene”, “la belleza de un hombre se puede medir por cuántas mujeres lo ven, y cuántas lo desean”. Percibirán un agradable erotismo que les traerá hermosos recuerdos o les dilatará los ojos y alguna otra parte del cuerpo. Encontrarán en Loba una parte negra que sentirán profundamente, como dice Parra: “Orfa Alarcón insiste en poner el dedo en la llaga de nuestras desgracias nacionales”. Queridas amigas y amigos, tenemos un país real que no deja de podrirse. No es un país de palabras irónicas y caprichosas como repiten los que tienen ahora el poder. Es un país lleno de incertidumbre, como lo cuenta Orfa, donde la muerte no pide permiso, como en el genial cuento del sonorense Edmundo Valadés. Loba es una novela total, no porque cuente todo, que no es el caso, sino por la libertad narrativa con que la autora mueve su historia en el tiempo y en el espacio a partir del carácter de los personajes y notables variaciones en el tono que terminan por fascinar. Es una novela para leerla, de esas que los buenos lectores buscan y comparten. Ya me contarán su experiencia.

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