La presente campaña electoral nos demuestra con claridad y de manera dramática el peso ominoso del crimen organizado en la vida municipal y de las comunidades.

Los grupos de narcos, huachicoleros, secuestradores, extorsionadores, tratantes y traficantes de personas disputan al Estado el control de los cargos municipales.

De noviembre a la fecha van más de 80 asesinatos políticos. Alcaldes, ex alcaldes, candidatos a presidencias, diputaciones locales y regidurías caen cada semana muertos.

Casi 4 asesinatos políticos en promedio por semana en estos meses en los que, precisamente, se define quién ocupa esos cargos.

A los grupos criminales, lo hemos visto desde el sexenio de Felipe Calderón , les interesa controlar las policías municipales. Pero más que nunca notamos con claridad que también compiten, con balas en lugar de votos, por los espacios de elección popular para asegurarse el control territorial, de las plazas, como les llaman en el lenguaje policiaco.

Hay estados como Guerrero que concentran el mayor número de casos. Pero es un fenómeno que se presenta en la mayor parte del territorio del país, incluso en la zona conurbada de la capital federal.

Ante tanta tragedia, la reacción del mundo de la política (viven en una realidad aparte) es un “machote”, una rutina macabra en la que el partido a cuyo candidato asesinan en algún municipio condena los hechos y exige investigar. Una vez y ya. No pasa nada y no hay problema. Cada quien se solidariza con sus muertos y no con los del partido rival. Y listo. Sanseacabó.

Las campañas nacionales continúan como si fueran ajenas a esta realidad. Y ninguna de ellas ha incorporado el tema como parte central de su diagnóstico y propuesta de seguridad.

La crisis de seguridad es quizá la que más padecen los ciudadanos en el país. Las campañas presidenciales no parecen entenderlo. Quizá porque no saben cómo resolver el problema, porque no presentan propuestas novedosas, porque no tienen buenas cuentas qué presumir.

SACIAMORBOS. Se espera para entre viernes y lunes el anuncio de un Acuerdo en Principio sobre la renegociación del TLC. Si se da o si no se da antes de las elecciones, se definirá por ahí de este fin de semana. Ildefonso Guajardo, secretario de Economía y cabeza de la parte mexicana, prácticamente se ha mudado a Washington. Todos los temas difíciles están sobre la mesa y se negocian simultáneamente. Hay un esfuerzo real de todos los involucrados para cerrar un trato. A ver si lo consiguen.

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