A la memoria de mi amigo Daniel Luna Ramos

Desde que se difundió la noticia de que la Academia Sueca no otorgaría este año el premio Nobel de Literatura 2018, muchas preguntas se han abierto en torno a esta determinación. Incluso se ha discutido, en un afán por devolverle su prestigio como el más importante del mundo, si debería plantearse una reforma integral a sus estatutos para garantizar que se privilegie la calidad literaria sobre cualquier otro factor que pueda poner en duda su honorabilidad.

A diferencia del Nobel, el premio Booker goza de excelente salud. Fiel a la tradición anglosajona, que pondera el trabajo literario a la fama o trayectoria de los escritores, se otorga cada año y se rige bajo la premisa de que se galardonará la mejor novela en opinión del jurado calificador, mismo que es elegido por un comité integrado por un escritor, dos editores, un agente literario, un experto librero, un bibliotecario y una persona escogida por la fundación convocante. Esta junta tiene la comisión de seleccionar a los tres encargados de evaluar las obras postulantes. Todo este proceso se creó en el afán de hacer válida la aseveración de que se reconoce a un libro, no a un autor.

El Booker existe desde 1969 y tiene como requisitos el que los participantes hayan escrito una novela en inglés publicada en el Reino Unido. Sólo las editoriales y el jurado tienen la facultad de proponer a los candidatos. Para hacer más atractiva la elección de la obra ganadora, a partir de 2001 los organizadores decidieron hacer públicas dos listas: la llamada longlist, en la que figuran alrededor de 15 textos que a juicio de los examinadores son los mejores, misma que se depura y da lugar a la shortlist, compuesta únicamente por seis y entre los cuales se elige al triunfador.

Para la conmemoración de su 50 aniversario se acordó la entrega del Golden Booker, el cual busca reconocer el libro más destacado de los que se han laureado en el último medio siglo. La metodología elegida consistió en convocar a cinco críticos para que eligieran la mejor novela de las que resultaron premiadas en cada década. El resultado fue el siguiente: Robert McCrum, encargado de estudiar los años 70, eligió En un Estado libre (1973), de V. S. Naipaul; Lemn Sissay, a cargo de los 80, seleccionó Tigre Lunar (1987), de Penelope Lively; Kamila Shamsie, titular de los 90, optó por El paciente inglés (1992), de Michael Ondaatje; Simon Mayo se ocupó de la década pasada y se decidió por En la corte del lobo (2009), de Hillary Mantel; por último, Hollie McNish, a quien le correspondió estudiar de 2010 a 2017, se decantó por Lincoln en el Bardo (2017), de George Saunders.

Hay datos que resultan significativos y que realzan la calidad de los libros por los que fueron nominados los cinco escritores ya mencionados. Naipaul, por ejemplo, obtuvo el premio Nobel en 2001; Lively se impuso a plumas tan relevantes como las de William Golding —autor de la famosa distopía El señor de las moscas—, Salman Rushdie y Kazuo Ishiguro, último Nobel. Ondaatje fue electo por encima de J. M. Coetzee, Nobel en 2003, mientras que Mantel puede presumir de ser la única autora de quienes integran esta lista que ha ganado el Booker en dos ocasiones, la primera por la ya mencionada En la corte del lobo, y la segunda por Una reina en el estrado, destacando además que ambas novelas forman parte de una trilogía que tiene como uno de sus protagonistas al polémico estadista inglés Thomas Cromwell. Por último, George Saunders logró el premio y su nominación con su primera incursión en la narrativa de largo aliento.

Los antecedentes de estas premiaciones conmemorativas han tenido como protagonista al indio-británico Salman Rushdie, famoso por haber sido condenado a muerte por el ayatola Jomeiní luego de la publicación de su controvertida novela Los versos satánicos, y quien fue reconocido con el Booker en 1980 por Hijos de la media noche, la cual también obtuvo la distinción en el 25 y en el 40 aniversario.

Así las cosas, quienes no hayan tenido oportunidad de leer estas obras podrán encontrarlas ya traducidas al español, y quienes sí, pueden votar en línea, hasta el 25 de este mes, para elegir al ganador del inédito Golden Booker. Recomiendo, también, a quien así lo desee, revisar todo el índice de los galardonados que, gracias a la transparencia de los procedimientos, no tiene desperdicio.

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