El caballo de Troya lleva por título “Delivery Services”, lo que se define como recolección, transporte y entrega de documentos y cualquier cosa, concepto ajeno a la ortodoxia mundial.

De hecho, éste ha sido rechazado por la Unión Europea, dada su ambigüedad, que deja la puerta abierta tanto a mensajería y paquetería, como a transporte de carga.

“Casualmente” la frase la utiliza como eslogan la empresa de mensajería estadounidense DHL, la cual participa en el duopolio que controla 70% del mercado del país del norte. Y “casualmente” el presidente de la firma es el jefe del “cuarto de junto” de la delegación de ese país en la renegociación del acuerdo mercantil.

El englobe podría ser violatorio de la Ley de Inversión Extranjera en su artículo sexto, fracción I, que reserva de manera exclusiva a mexicanos o sociedades mexicanas con cláusula de exclusión de extranjeros, el transporte terrestre nacional de pasajeros, turismo y carga, sin incluir los servicios de mensajería y paquetería.

Lo grave del caso, además, es que no hay en el escenario la posibilidad de cumplirse la llamada “regla de oro” del comercio internacional, es decir la reciprocidad.

A pretexto de ponerse en riesgo la seguridad nacional, Estados Unidos niega sistemáticamente los permisos solicitados por firmas extranjeras, incluidas naturalmente las mexicanas, para abrir operaciones de mensajería y paquetería, además de carga, en su mercado.

En el caso de la inversión nacional, el interés se centra en el amplio mercado de población de origen latino en la nación del norte.

A quién le importa si desde hace 25 años empresas del ramo del país de las barras y las estrellas operan abiertamente en México en el primer ramo… que por la ambigüedad de la ley, que no distingue fehacientemente hasta dónde puede llegar el peso de un paquete, hacen tareas de carga.

El gol, que obligó a modificar la Ley de Inversión Extranjera, se le anotó al país justo en la fase final de la negociación del TLCAN original.

A la vera de éste se colocaron en el mercado mexicano empresas como UPS y Federal Express, quienes acaparan ya 50% del mercado.

En paralelo, lo recordará usted, se incluyó la alta fructosa derivada de maíz como edulcorante, es decir en el escenario de exportaciones de azúcar al país.

Como recordará, México debió emprender una larga y farragosa pelea para que Estados Unidos cumpliera a medias su compromiso de apertura al transporte de carga, pactado en el marco de la negociación del TLCAN.

El vecino pasó de largo resoluciones favorables a México en páneles de solución de controversias en el marco del capítulo XIX del acuerdo mercantil, colocando una y otra barreras subjetivas. Que los camiones mexicanos no cumplían las especificaciones técnicas, que los chóferes no hablaban inglés, que desconocían los reglamentos de tránsito de la Unión Americana.

El caso es que, abierta la probabilidad en una franja fronteriza, hete aquí que existe una presión de los sindicatos transportistas, conocidos como teamsters, para que se impongan reglas más estrictas para conceder licencias de manejo, sin opción de acción espejo por parte de México.

La ley del embudo.

Balance general.

Aunque en principio el papel de Jesús Seade, representante del nuevo gobierno de cara al equipo renegociador del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, era de simple observador, poco a poco ha ido tomando protagonismo frente a las decisiones.

El escenario lo explica la intención del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, de utilizarlo como escudo frente a las presiones del canciller Luis Videgaray, de cerrar como sea y al precio que sea el documento final.

El escenario explica el comunicado enviado el fin de semana por el Consejo Coordinador Empresarial, incluido el subrayado de signarlo todos los presidentes de los organismos integrados, pidiendo que el TLCAN sea un instrumento comercial que brinde certeza a la inversión y genere mayores oportunidades para los mexicanos.

Y para que no quede duda, se señala letra por letra lo positivo que “en estos momentos tan importantes para el país” se haya sumado a la negociación el equipo de transición del próximo gobierno.

Y ya para cerrar, se aduce que los tiempos políticos no deben condicionar ni acelerar artificialmente la negociación.

Rendijas a impunidad.

Tal como está redactada la Ley de Responsabilidades de Servidores Públicos no existe rendija alguna para fincarle culpas a los secretarios y subsecretarios de dependencias involucradas en algún asunto que implique negligencia.

La exposición de motivos habla de la imposibilidad de conocer a detalle las decisiones de sus subordinados.

El caso más reciente es el del socavón que se abrió en el Paso Express, o libramiento de Cuernavaca, a cuya vera perdieron la vida dos personas.

Lo curioso del caso es que aunque la ley le da impunidad, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, aducía que el asunto colocaba su prestigio en juego, achacándole la responsabilidad a las empresas contratistas, es decir la española Aldesa y la mexicana Epccor, hija ésta del Grupo Gutsa.

El caso es que una y otra exhibieron ante la Secretaría de la Función Pública documentos que acreditaban su advertencia ante el delegado de la SCT en Morelos del riesgo de no atender una posible fuga del drenaje.

De hecho, se planteaba el remedio técnico.

Lo cierto es que el carril donde se dio el socavón se realizó en tiempo récord ante la urgencia de inauguración presidencial del tramo.

Plantón mezcalero

. En un inédito más, los productores de mezcal de Oaxaca realizaron el fin de semana una protesta ante las instalaciones del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.

La razón se transparenta en la decisión del organismo de ampliar la posibilidad de denominación de origen de la bebida a 40 municipios del Estado de México, Morelos y Aguascalientes, sin consulta alguna a los pueblos originarios.

La exigencia habla de que las comunidades beneficiadas demuestren tener tradición y herencia en la producción del mezcal, bajo tres características: población silvestre de magueyes, ancestralidad y persistencia cultural en la producción de la bebida.

Más inflación.

Bajo una nueva metodología por parte del Inegi para su medición, que abre la puerta a nuevos ponderadores, ésta creció 0.34% en la primera quincena de agosto, lo que colocó el monto anualizado en 4.81%, es decir 10 décimas más allá del pronóstico de los analistas.

Lo preocupante, sin embargo, en que algunos rubros de la canasta consultada están creciendo aceleradamente.

El escenario lo agrava la contracción de 0.2% en el crecimiento económico del país durante el segundo trimestre del año, lo que nos coloca en un marco de estancamiento.



albertobarrancochavarria0@gmail.com

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